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El Telégrafo
Leonardo Vicuña Izquierdo

Defender la democracia en América Latina

25 de mayo de 2016 - 00:00

La situación política y económica de la región es complicada. En ella incide con fuerza la acción mundial imperialista que desata crisis, afectando el comercio exterior de materias primas, complicando el panorama financiero.

La reacción de las élites políticas y empresariales es desleal hacia los pueblos y sus economías. La investigación de los Panama Papers deja al descubierto la masa de recursos que las oligarquías sacan hacia los paraísos fiscales; les vale un pepino la situación recesiva, los problemas fiscales y, en el caso nuestro, la dolarización; solo les importa sus intereses, su ansia de lucro; quieren tener más y más.

Su conducta demencial es opuesta a su discurso político y a sus recetas económicas. Han hecho exactamente lo contrario de lo que pregonan en beneficio de la producción, del manejo fiscal y comercial. No tienen frontera. La Patria para ellas es un asunto secundario, lo que les vale es el capital, sus riquezas y el poder.

En medio de esto la CIA opera con toda su artillería, desestabiliza, apoya a las oligarquías locales. Como en estos tiempos no es posible establecer dictaduras criminales al estilo de Pinochet, alientan y ejecutan golpes blandos, que los llaman “constitucionales” (Impeachment) y se atreven a afirmar que con ellos buscan preservar la “democracia”, a la que siempre han basureado.  

Es el caso de Brasil, aprovechando escándalos de corrupción de funcionarios públicos, con el juicio político, verdadero golpe de Estado, se le arrebata el poder a Dilma, que contó con el apoyo, mediante el voto directo de 54 millones de brasileños. Se burlan del pronunciamiento popular e imponen en el poder al traidor Michel Temer, exportador de capitales a los “paraísos” fiscales, y alineado a Mauricio Macri, ubicado a su vez con las mafias financieras, y los “buitres” al servicio del capitalismo de rapiña.

Es el caso de Venezuela. En su turno dieron un golpe de Estado contra Hugo Chávez; el pueblo lo restituyó; intentan otro contra Maduro, utilizando la violencia y el Parlamento. EE.UU. apoya la conspiración, acusa a Venezuela de ser un país “peligroso” (?!) para su seguridad, con la cual buscan crear condiciones para siniestros propósitos intervencionistas. Esto, junto a la guerra económica de la derecha, disfrazada de constitucionalista y la baja del precio del petróleo.

Hasta el ultrarreaccionario Trump, amenaza con invadir la patria de Bolívar, que cuenta con masivo respaldo internacional y saldrá adelante.

En medio de esto solo cabe la solidaridad de los pueblos del mundo, en especial de América Latina, que conoce y ha sufrido la historia de guerras, invasiones, bloqueos y crímenes de EE.UU., contra los gobiernos progresistas y revolucionarios.

De allí que es lamentable que José Mujica, a quien admiramos y respetamos, se haya referido despectivamente a Maduro, defendiendo la actitud torpe y traidora de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, su excanciller.  

Nicolás Maduro, su gobierno, el PSUV, la revolución bolivariana, frente a las amenazas de intervención, cuentan con apoyo mundial; lo que no implica que no deban corregir, ajustar, dialogar, negociar lo necesario, con lealtad al pueblo y a la revolución, para avanzar y preservarla. Defender la democracia es obligación histórica.  (O)

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