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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

Cuba no perdió la Guerra Fría

19 de noviembre de 2014 - 00:00

Hay temas que solo los alcanza la perspicacia si un ánima solidaria emparenta corazón y entendimiento, porque siglos de pedagogía del interés individual absoluto sobre el colectivo abochornan al sentido común. No se prestan favores sin alistar su pago más el añadido por molestias, hasta las buenas intenciones son sospechosas y se cree que la solidaridad es una mentira, porque valor y precio no se diferencian.

Cuando Alexandre Pétion dispone de lo que fuera necesario para ayudar a Simón Bolívar en sus campañas militares anticolonialistas, Haití soportaba un bloqueo naval y la amenaza cierta de invasión de las potencias coloniales, se arruinaba su economía y aún así lo apoyó las veces que requirió del pueblo haitiano. Por estos días nuestro país devuelve en algo esa ayuda e igual expresa su solidaridad con Cuba. La celebración mediática por la destrucción del Muro de Berlín todavía insiste en el descrédito de la solidaridad entre Estados y pueblos.

El 14 de octubre de 1975, las Fuerzas Armadas de Sudáfrica (SDFA, acrónimo en inglés) invaden Angola, para adueñarse del país al tiempo que se iban los portugueses. La apuesta era ganar el todo por el todo: desarticular la línea del frente, integrado por países africanos involucrados en la lucha antirracista del Consejo Nacional Africano (CNA); impedir la independencia de Namibia, liquidando para siempre la aplicación de la Resolución Nº 435 de las Naciones Unidas; apoderarse de los recursos naturales angolanos y mandarle un mensaje al resto de países africanos de que su sino era triste.

Al proclamarse la independencia de Angola, el 11 de noviembre de 1975, la resistencia militar de las recién creadas Fuerzas de Liberación Armadas Populares de Angola (Fapla) era angustiosa, por el norte la coalición de militares zairenses, mercenarios y el grupo de Holden Roberto estaba a pocos kilómetros de Luanda y por el sur el Ejército sudafricano había sido detenido con las justas, gracias a la repentina llegada de tropas especiales cubanas.

Piero Gleijeses, profesor de la Johns Hopkins University, ha investigado como nadie este período del internacionalismo cimarrón de Cuba y en una entrevista para el Jornal de Angola, de diciembre de 2008, cuenta la epopeya de trasladar miles de soldados en aviones que debían reponer combustible para cumplir la totalidad de la ruta, al quedarse sin aeropuertos de abastecimientos. Las dificultades de la logística recién se aliviaron en algo, el 9 de enero de 1976, con el apoyo de la ex-URSS.

Estas líneas son para la buena memoria. “[..] Las puertas de la libertad se abrieron, empezando por Namibia, y después por Sudáfrica unos años más tarde. El componente decisivo de esta derrota fue el internacionalismo de Cuba y de su pueblo”, Thenjiwe Mtintso ha sido embajadora de Sudáfrica en algunos países, son sus palabras y dichas por alguien que sabe lo que dice, ella fue comandante del Umkhonto we Sizwe (la Lanza de la Nación, brazo armado del CNA). Si alguien perdió la Guerra Fría, no fue Cuba.

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