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El Telégrafo
Christian F. Trippe

El cuasi fracaso del Nord Stream 2

14 de febrero de 2019 - 00:00

Que el tipo de afrenta política que solo se intercambia entre países con una profunda aversión entre sí. Sin embargo, si tal afrenta ocurre entre países que justo acaban de firmar y sellar su amistad de forma tan firme, entonces debe ser amor. O desamor. Lo que es, por supuesto, aún peor.

Durante cuatro años, un consorcio liderado por Rusia ha construido un gasoducto de gas natural a través del mar Báltico. El proyecto se llama Nord Stream 2 y desde el principio fue impopular entre los miembros de la UE de Europa del Este.

Pero dado que el consorcio incluye empresas alemanas, así como una energética multinacional francesa en parte estatal, los opositores del gasoducto no pudieron asegurar ninguna influencia en Bruselas para detenerlo. Cuando Alemania y Francia unen sus fuerzas, generalmente trazan el rumbo de la UE.  Pero un repentino e inesperado giro de los acontecimientos tomó a algunos políticos alemanes por sorpresa. El Gobierno francés, según dio a conocer París, se unía a quienes se oponen al Nord Stream 2.

Planeaban ponerle freno. La UE impondría tantas limitaciones que Nord Stream 2 se volvería poco rentable a mediano plazo.
En cualquier caso, ese era el plan de los oponentes. Pero no llegó a eso. Once horas después, Alemania y Francia llegaron a un acuerdo el viernes y todo sigue siendo prácticamente lo mismo.

Entonces, ¿por qué amenazar con cambiar de lado cuando la canciller alemana Ángela Merkel se reunía con representantes de esos Estados de Europa del Este que querían evitar el gasoducto a toda costa? El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya había anunciado que no viajaría a la Conferencia de Seguridad de Múnich de la próxima semana.

La especulación de que las diferencias llevaron a Macron a cancelar su aparición con Merkel, puede florecer. De que se había cansado de las declaraciones y quería ver algunos resultados. Berlín ha tendido a ir solo políticamente, sin consultar a París, y todavía lo hace. Eso pone el alboroto de Nord Stream 2 bajo una luz diferente. Fue una lucha de poder, donde los grandes se abren paso a empujones para estar en la cima. (O)

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