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El Telégrafo
Sebastián Vallejo

Cuando solo se cree en los “derechos humanos”

14 de marzo de 2018 - 00:00

De todas las posiciones sobre las inequidades de género, los derechos de las mujeres, los derechos LGBTI, etc., la más perniciosa, es aquella que no creo en los derechos de “grupos”, porque, en cambio, cree en los “derechos humanos”. Y es la posición más perniciosa porque, por un momento, es ponerse en un plano superior del resto de los mortales. Es el equivalente a “no ver color” en temas de raza, o sostener que para no ser pobre basta con trabajar más duro.

Lo más peligroso de esa posición, de aupar al gran género humano en una sola bolsa es que desestima los problemas estructurales y no permite ninguna solución, creando, además, una falsa dicotomía entre luchar por “ser mujer”, “ser gay”, “ser negro” y luchar por “los humanos”. Es un ejercicio simple. Mira a tu alrededor. En tu lugar de trabajo. En la prensa. En la televisión.

¿Quién ocupa qué puestos? ¿Cómo se caracteriza a qué grupo? En un mundo perfecto, en el mundo donde solo existen los “derechos humanos”, las relaciones de poder se establecen de manera aleatoria. Sí, nuestras individualidades están marcadas también por los grupos a los que pertenecemos y las características que nos diferencian, pero nadie es más inteligente, más capaz, mejor trabajador, por sus genitales, o su color de piel, o su grupo étnico. El momento en que existe un patrón en el tipo de personas que ostentan el poder en las relaciones (labores, política, personales), en ese momento hay un problema estructural.

La solución a ese problema estructural es, primero, entenderlo como tal. Luego, entender que avanzar y luchar por los derechos de los grupos en desventaja ES avanzar a la humanidad en su conjunto. Es cambiar relaciones de poder desiguales e invisibilizadas el momento en que se las desestima al quitarles su singularidad. Avanzar “a la humanidad” sin detenernos a luchar por esos grupos que demandan equidad y derechos, es lo mismo que creer que la marea neoliberal levanta a todos los barcos.

La lucha por estos derechos no es victimizar a estos grupos, ni pensar menos de estos. Es reconocer que no existirá verdadero progreso en derechos, sin antes repensar, criticar y luchar contra un sistema que beneficia un tipo de persona particular. Cuando se niega esto se pone a estos grupos que reclaman derecho contra los derechos de la humanidad. Se los desestima y descalifica.

Se los despoja de su identidad y su lucha. Y lo que queda es lo mismo de siempre. (O)

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