Los resultados de las pruebas de aptitud académica a que se sometieron los bachilleres del Ecuador, en el presente año, ponen en evidencia en forma irrefutable la crisis mayor de la educación en la provincia del Guayas. Comparados porcentualmente, los resultados entre quienes obtuvieron los más altos rendimientos, la provincia del Guayas quedó en penúltimo lugar. Numéricamente, los bachilleres del Guayas que se presentaron a los exámenes fueron la segunda mayor población, más que muchas provincias juntas que sacaron mejores resultados.
Si se dice que los mejores bachilleres del Guayas, que a su vez tienen los mayores ingresos económicos, no se sometieron a los exámenes porque estudian en las universidades privadas más caras, tendríamos que aplicar el mismo razonamiento a la provincia de Pichincha y, sin embargo, fueron los que obtuvieron los segundos mejores rendimientos.
La educación de la provincia del Guayas debe ser examinada desde una perspectiva integral, multicausal y multidisciplinaria, para comprender la complejidad del problema. Existen algunos aspectos comunes entre todos los estudiantes ecuatorianos y otros que producen efectos educativos diferentes.
El consumismo, como instrumento manipulador de propaganda, utilizado principalmente por las más grandes empresas de los países hegemónicos del primer mundo, induce a todas las personas, en especial a los niños y adolescentes, a comprar, a tener. Transmite el mensaje de que más vale el que tiene objetos nuevos y más caros.
Los países del primer mundo están en crisis por el consumismo. El virus del consumismo ataca a lo más importante del ser humano: su espíritu. Los niños y adolescentes de la provincia del Guayas, por su débil identidad, padres complacientes y el facilismo, se convierten en las principales víctimas del consumismo. Nuestras culturas en las provincias de la Sierra y la Amazonía tienen mayor identidad para resistir a las deformaciones culturales del consumismo que agreden a los padres, estudiantes y profesores.
Los padres en la Sierra y la Amazonía son más tradicionales y ejercen mayor autoridad que los de la Costa. Muchos hijos en la Costa, y en particular en Guayaquil, no valoran lo que reciben de sus padres, más valoran lo que no tienen. Obsesionados por las deudas, los padres que no saben vivir dentro de su presupuesto real, trabajan más, no comparten actividades educativas y no conversan ni realizan seguimiento a sus hijos.
