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El Telégrafo
Henrik Böhme

Covid-19: ¿fin de la globalización?

11 de marzo de 2020 - 00:00

Imaginen un auto recién salido de fábrica en Alemania. Da igual que sea un Mercedes Clase E o un Volkswagen: hace mucho tiempo que la etiqueta de “hecho en Alemania” no concuerda con la realidad. Tal vez un cuarto de las piezas utilizadas procede de las propias automotrices y sus proveedores, pero son vehículos fabricados con componentes de todo el mundo. Eso implica un enorme despliegue logístico, supone un reto gigantesco. Y si un contenedor que trae importantes piezas desde China no llega al puerto de Hamburgo, las fábricas podrían quedar rápidamente paralizadas.

Muchas empresas alemanas se imaginan ahora ese posible escenario, no solo las firmas automotrices o de maquinaria, sino también empresas medianas y consorcios bursátiles, así como entidades de salud, en las que se recrudecen las habituales carencias de importantes medicamentos. Sobre todas ellas flota la cuestión de si estamos ante el principio del fin de la globalización. ¿Habrá que replantearse una nueva división internacional del trabajo? ¿Habrá que retirar la producción? ¿Hay alternativa al trabajo de fábrica mundial en cadena que se lleva a cabo desde hace tres décadas?

Decepción para quienes piensan que la globalización es la razón de los males del mundo: no hay respuestas fáciles ni cuestiones que se zanjen con un sí o un no. Porque la división internacional del trabajo nos ha conducido a un aumento notable del bienestar en todo el mundo. Ha convertido países en desarrollo en emergentes y ha rescatado a millones y millones de personas de la más profunda pobreza. Por supuesto que pueden objetarse estándares medioambientales, laborales y sociales. Pero si hubiera que “retirar la producción”, muchas de esas personas perderían sus empleos.

Está claro que la actual crisis del coronavirus llevará a las empresas a pensar una manera menos compleja de organizar sus cadenas de abastecimiento en el futuro, así como a idear formas de reducir su dependencia de suministros concretos. Tal vez se replantee la cuestión de si las importaciones deben ser recientes o nos podemos permitir mejor tener sitios de almacenamiento. Por supuesto que el almacenaje cuesta dinero, pero si la producción debe parar, como ahora por la pandemia, el precio es mucho mayor. (O)

* Tomado de DW

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