En el desvencijado archivo del Ministerio del Interior, actualmente en reorganización bajo nueva dirección, encontré unas cien páginas bajo el título “Información sumaria inicial para descubrir los autores y cómplices de una conspiración en la Provincia de Esmeraldas”, documentos de 1927 sobre la Revolución Juliana del 9 de julio de 1925.
Aparecen en primer lugar las actas de unos veinte interrogatorios, que confirman que la contra revolución, felizmente abortada, estuvo planeada para agosto de ese año; que se contaba con suficientes fondos aportados por la banca; quiénes eran los cabecillas y sus preparativos.
En 2010, cuando logré por primera vez traspasar el muro burocrático que dificultaba al investigador cumplir su tarea, me encontré con que en el archivo faltaban sospechosamente las cajas de los años 1924 a 1926, y que la correspondiente a 1927 contenía en su mayoría documentación de 1934 y 1939. Lo denuncié ante el Ministro de entonces, Gustavo Jalkh.
Actualmente, nuevo personal joven está a cargo del archivo, y va poniendo orden al caos heredado. La misma directora de la Secretaría General del Ministerio me acompañó gentilmente hasta el local en la calle Venezuela, al que se entra por un zaguán de venta de películas y música sin identificación alguna, y me presentó a su joven equipo. Se nota el cambio.
Pero yendo al grano, pude comprobar que hubo una conspiración anti juliana. Toda revolución tiene su contra. El espacio solo permite introducir el tema. Con fecha 13 de julio de 1927, el Intendente General de Policía de Esmeraldas, José Nicanor Jijón Calderón, recibió un oficio en el que se le pide que inicie un juicio, en vista de denuncias “fidedignas” recibidas, relativas a los ajetreos revolucionarios de cierto elemento de provincia.
Se señala que “se procedió a ordenar la captura de varias personas que evidentemente encabezan o se hallan complicadas en la conspiración”.
El 16 de julio el Intendente da una orden al teniente político de Ríoverde: “Como se ha pretendido alterar el orden público en esta provincia, sírvase levantar una información sumaria para descubrir a cuantos han estado comprometidos”.
El 24 de julio se reportó la presencia de “vapores sospechosos” sin bandera entre Ostiones y Molina y en la bahía de Ancón, en Esmeraldas.
Se llegó a poner en prisión a varios conspiradores, once en total, cuyos nombres se dan a conocer, acusados de complotar contra el Gobierno, y entre otros delitos, por haber pretendido cohechar a individuos de la tropa. Las élites burguesas nunca aceptan perder sus privilegios.
