La Revolución Ciudadana nace por iniciativa de grupos y actores políticos diversos que coinciden en la necesidad de derrotar a la partidocracia y al neoliberalismo de rapiña, que habían feriado al país y sus recursos, a favor de la banca y acreedores, transnacionales y el pentágono yanqui.
La definición revolucionaria, internacionalista, del proyecto de Alianza PAIS, la figura del candidato Rafael Correa, luego presidente y líder, le dan fuerza y credibilidad.
Con la unidad, el programa fue fácil de aprobar. Un modelo de economía social solidaria y de atención prioritaria a los pobres, entierro del neoliberalismo, política productiva, con visión social, Estado democrático y participativo, rescate de la soberanía nacional y política internacional de paz, con integración solidaria.
Se ha actuado, en consecuencia, se ha avanzado. Lo que hay que hacer es inmenso. Hay también que corregir. Por ello este comentario.
En la agenda inmediata de los dirigentes del proceso está la organización política, tarea que debe convocar con amplitud democrática a legitimar las directivas provinciales de AP, junto con elaborar planes para su ejecución inmediata de organización y acción política, sobre la base de los CRC que por decenas de miles deben cubrir el país.
Inmediata alianza con sectores político-sociales amigos, socios naturales de la RC, en especial con los movimientos de trabajadores, campesinos, académicos, estudiantes, indígenas, profesionales, maestros, ayudándolos en su organización, actuando en conjunto.
Avanzar en la revolución de la justicia, con forme el pueblo quiere, con jueces idóneos, procesos modernos y atención eficiente, universal, dándole facilidades con costos mínimos a la gente pobre.
Ejecución de la revolución agraria, que implica redistribución de tierras, acceso a ella de los campesinos, aumento de la producción y productividad y mejorar la vida de la población rural.
Revisar las políticas laborales, observando la Constitución y la ley, que establecen derechos irrenunciables, corrigiendo acciones que ha afectado a trabajadores; actuando en derecho y justicia, sin renunciar al objetivo de mejorar los servicios públicos, combatir la ineficiencia y la corrupción.
Profundizar la reforma en el ámbito financiero, para liquidar la especulación y corrupción, que la intermediación sea productiva y transparente.
No hay tiempo que perder. Se impone la acción fecunda y rectificaciones, donde sea menester. No cabe continuar con sectarismos, egoísmos, exclusiones, que tanto daño han hecho. Todos por la consolidación del proceso y a cerrar filas frente a los conspiradores y golpistas.
