La socióloga catalana Marina Subirats ha publicado una quinta entrega sobre las clases sociales en Barcelona al comienzo del siglo XXI, cuyo devenir ha venido investigado desde 1985. Con tal motivo ha dado una excelente entrevista a Perú Erroteta, que sintetizo para mis lectores. Esta comunicadora es coautora de “Los herejes del PCE”, considerado documento histórico fundamental para comprender la realidad del comunismo español.
¿Por qué el término “clase” genera tanta tirria en la derecha? le preguntó a quemarropa a la socióloga. Por intereses políticos, fue la respuesta. Según Subirats, la derecha, como clase que ha tendido a dominar la sociedad, está interesada en que la gente crea que todo el mundo cuenta con las mismas posibilidades, y que si hay quien tiene más que otros es porque se lo merece, porque es más trabajadora, más capaz, etc. En definitiva, para la derecha hay un orden natural en el que cada uno está donde le toca y que, claro, es muy difícil cambiarlo.
La socióloga dilucida el concepto “clase” en su aspecto académico y político. Académicamente, las clases en sí, más allá de la conciencia de pertenecer a ellas, existen. Sin embargo, la conciencia de clase -las clases para sí- es un hecho político porque conduce a la reivindicación, a la lucha de clases. Y sostiene que esto, que estaba bastante claro en la sociedad industrial, se ha ido enmascarando como consecuencia de las mejoras económicas y el hecho de haberse incrementado el nivel de vida de los trabajadores.
Su conclusión es que la burguesía ha ido cambiando como clase dominante y que la “izquierda” fue olvidando la idea de clase y, en su versión socialdemócrata, se ha dedicado a gestionar el capitalismo, en el sentido de tratar de arrancar de él beneficios para repartirlos entre los desposeídos. Según ella, la crisis ha venido a recordarnos, abruptamente, la vigencia de las clases y sus conflictos. La estructura de clases de la Barcelona metropolitana ha sido bastante estable: un 60% de clase trabajadora, un 40% de clase media y un 1% o aún menos de clase alta.
En Ecuador también ha sido bastante estable la estructura de clases, con no más del 1 % de clase alta, pero sin clase media significativa, ahora en estructuración. El INEC, sin embargo, sorprende con sus datos que hacen del Ecuador un país de clase media con 83,3% (49,3% en las ciudades escogidas: Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala y Ambato). Le seguiría la clase media típica con 22,8% y la media baja con 11,2%. Falta más investigación al respecto.
