-
00:00 Editorialistas: Abrir la puerta…
-
00:00 Editorialistas: El triunfo de Lasso y el panorama regional
-
00:00 Editorialistas: Monge
-
00:00 Editorialistas: Están llegando
-
00:00 Editorialistas: Día del Libro
-
22:05 Negocios & Marcas: Tips para conseguir el seguro adecuado
-
22:05 Actualidad: Guillermo Lasso esperará hasta el miércoles para hacer el primer anuncio de su Gabinete Ejecutivo
-
20:43 Fanático: Delfín venció al Manta y escaló posiciones en la LigaPro
-
20:01 Actualidad: El policía que intentó traficar con especies protegidas espera veredicto
-
19:33 Actualidad: Niñas abandonadas en el muro de EE.UU. llegaron a Ecuador

El anuncio oficial del Consejo Nacional Electoral que, Arauz y Lasso "pasan a la segunda vuelta electoral del próximo 11 de abril conforme a lo establecido en el artículo 89 del Código de la Democracia", marca la recta final hacia el sillón de Carondelet.
Haber salido del laberinto entre lo legal y lo legítimo, permitirá que la campaña sirva para que los electores tomen una postura definitiva sobre por quien decidir en la segunda vuelta y no por ello deja de ser un peligro real ante el que estamos ahora los ecuatorianos, demostrando que una cultura democrática débil cede terreno.
La falta de alternativas se traduce en una democracia frágil en medio de un escenario desfavorable, con el desafío sanitario de la pandemia y la economía profundamente golpeada en 2020. El Banco Mundial, señaló a la ecuatoriana como la tercera economía que más decreció de Sudamérica.
¿Cómo sufragar? Ecuador debe aprender a navegar en la realidad de la post pandemia con una región en crisis y con desafíos gigantescos de vacunación. Tiene también qué a través de cambios estructurales, transparencia y ejercicios independientes de rendición de cuentas, sentar las bases para erradicar la corrupción y solo así consolidar nuestra democracia.
Es cierto que los partidos y movimientos políticos, en teoría, son herramientas de participación ciudadana; la práctica demuestra que se transforman en obstáculos al convertirse en tiendas de subastas electorales y además de vivir desconectados con la realidad nacional.
Hay un doble desafío que aguarda al país: los partidos políticos deben replantear sus agendas y re conectarse con nuestra complicada realidad y por otra; los ciudadanos deben eliminar la apatía y reclamar una clase política profesional donde no quepa la improvisación y su único fin sea servir a los 17 millones de ecuatorianos.
No es secreto que el candidato que enfrentará al representante del socialismo tiene que encontrar la manera de incluir a las personas que asistieron a las urnas para buscar el regreso del caudillo. No se trata de ecuatorianos desmemoriados como algunos afirman. Al contrario, tienen mucha memoria de lo que recibieron durante diez años del correísmo, aproximadamente ese 1.9 millones de compatriotas que salieron de la pobreza porque recibieron transferencias monetarias durante los años de su gobierno.
Debemos entender que existe la oportunidad de romper con el pasado autoritario que desmanteló la institucionalidad democrática del país. Con la caída de los precios del petróleo, a Moreno le resultó difícil mantener las políticas populistas de su antecesor. Sus ‘éxitos ‘como presidente, más retóricos que tangibles. En cambio, se acercó a la clase empresarial e impuso una política de austeridad económica que lo acerca más a un conservador que a un izquierdista.
A los ex candidatos no se les pide dejar de responder a sus bases, pero sí , pensar que hay un Ecuador que necesita rehacerse alejado de un movimiento con pelos y señales hegemónicas. Este es el momento de usar y poner en práctica conceptos como educación, concesión, diálogo, ética y acuerdo, incluso con el candidato que no representa lo que queremos, pero que promete más democracia. Somos los votantes los que debemos cruzar ciertas líneas. Y en democracia todos debemos escucharnos.