La Comisión Anticorrupción Internacional es una instancia en la lucha contra la corrupción y la impunidad, para superar las potenciales contaminaciones que pueden darse en el nivel nacional en las relaciones y compromisos interpersonales y que afecten las investigaciones de múltiples delitos contra los estados nacionales. La corrupción puede darse en cualquier función del Estado, por tanto la Comisión Anticorrupción y la Impunidad Internacional debe ser independiente de los gobiernos centrales, la fiscalía o cualquier otra dependencia. Nadie debe tener inmunidad para no ser investigado y no ser juzgado. El que no debe no la teme.

Hace años Ángel Felicísimo Rojas cuando fue Contralor General del Estado dejó una frase contundente,” por donde tocaba con sus dedos saltaba la pus de la corrupción”. Creo que en la actualidad en todo el planeta hay viejas, nuevas y sofisticadas formas de corrupción y que su combate requiere de equipos multidisciplinarios muy especializados y de altísimo nivel de conocimientos, honradez y valentía para obtener resultados positivos.

Un cambio educativo, cultural e institucional, donde se deben inculcar nuevos valores y eliminar deformaciones y vicios culturales, la lucha contra las drogas y adicciones, la reeducación de los privados de libertad y la corrupción, no pueden resolverse con declaraciones o decretos con plazos de tres, seis meses o un año. Es un esfuerzo sostenido de varios gobiernos consecutivos y la participación de todas las instituciones y del conjunto de la sociedad. Es importante que la función legislativa apruebe el funcionamiento de la Comisión Anticorrupción Internacional, en caso contrario su existencia es débil, efímera, un fracaso anticipado y una oportunidad perdida. No seamos tan ingenuos, hay que darse cuenta de la situación, como dijo julio César Trujillo “todo el gobierno anterior estaba penetrado por la corrupción” y ¿cuánto lo estará el presente? (O)