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El Telégrafo
Yoani Sánchez

Colombia y Cuba: conflicto servido

24 de enero de 2019 - 00:00

Cuba está hundida en una crisis económica que agudiza el desabastecimiento de alimentos, el 24 de febrero la inconformidad popular puede hacer zozobrar el referendo constitucional, y ahora se abre un nuevo frente de conflicto, esta vez, con el Gobierno de Colombia.

Tras el atentado terrorista que dejó 21 muertos en Bogotá, el presidente Iván Duque ha insistido en que La Habana le entregue a los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de la delegación de paz que están en la isla. Hasta ahora, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, solo ha respondido con un tecnicismo que provoca más dudas que certezas.

Según escribió el funcionario en su cuenta de Twitter, “Cuba actuará en estricto respeto a los Protocolos del Diálogo de Paz firmados entre el Gobierno y el ELN”, en caso de ruptura de negociaciones. Pero los precedentes de estas últimas seis décadas apuntan a que evitará entregar a los guerrilleros. En la isla se han escondido decenas de etarras involucrados en asesinatos en España.

En la capital cubana vive también Joanne Chesimard, quien entró a la lista de terroristas más buscados por el FBI tras matar a un policía. Esa “solidaridad” con criminales y terroristas parte de dos pilares. El primero se estableció desde que Fidel Castro llegó al poder y es el apoyo a cualquiera que comparta ideas anticapitalistas, comunistas o de subversión del orden establecido en su país de origen. El segundo, obedece a la máxima de que “el enemigo del enemigo” es siempre un amigo para el régimen cubano.

Las autoridades han acogido a cuanto delincuente pidió refugio tras mostrar un prontuario de daños contra EE.UU. y los gobiernos de América Latina más críticos con la situación de los derechos humanos en la isla. Hospedarlos ha sido un acto de venganza política y una burla a las víctimas.

¿Por qué ahora el Gobierno de Cuba actuaría de forma diferente? Cada vez más aislado en la región, con una generación histórica en franca retirada biológica, La Habana debería responder afirmativamente al pedido de Bogotá para dejar claro que los tiempos de la complicidad con criminales han terminado.

Sin embargo, creer que algo así es posible se equipara a soñar con que el escorpión no picará a la rana que lo ayuda a cruzar el río. (O)

Tomado de DW

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