De no existir un manual que nos permita que todo confluya hacia un caos electoral, esta sería la oportunidad y el escenario para empezar a redactarlo. Convergerían en ese objetivo varias decisiones aprobadas por el pleno del Consejo Nacional Electoral (CNE). Situación que, desde el mismo CNE han expresado, augura pavor al momento que empiece el escrutinio en el proceso electoral del próximo domingo 24 de marzo.
Puede suceder que el pavor no solo llegue en caso de reconteo de votos, como en primera instancia se escuchó, sino que se apoderaría de las juntas receptoras del voto apenas concluido el sufragio. Al empezar el conteo de la decisión electoral sobre todas las dignidades a elegir entre los miles de papeletas atiborradas en una sola urna. Por lo que podríamos llegar a ver recintos electorales atestados de rumas de papeletas procurando primero clasificarlas y luego sumar los resultados que se registren en ellas.
Solo este proceso de clasificación de papeletas le agregará un extenuante y mayor tiempo del registrado en anteriores escrutinios, algo que se hubiese evitado de haber decidido los consejeros por una urna para cada dignidad a elegir.
Otro hecho que presagia problemas es el limitado número de copias del acta del sufragio a disposición de los delegados políticos. Para no desentonar, iniciada oficialmente la campaña electoral, el CNE reconoció ni siquiera saber quién ejecutará el monitoreo de la difusión electoral en los medios de comunicación.
Como otro capítulo dentro del manual caótico que se configura en estas elecciones, se atiende la elección de los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social CPCCS. Tras haberles negado acceso a la promoción electoral a los candidatos, atendiendo también el gran número de postulantes y las normas a seguir para validar los votos en esa elección, se creería, tejieron un mecanismo para pescar a río revuelto a los próximos integrantes del CPCCS; o bien quieren, con base en el desconocimiento del elector, mandar al precipicio, vía urnas, a uno de los poderes del Estado. (O) et
