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El Telégrafo

Ciencia médica

15 de julio de 2012 - 00:00

Los progresos de la medicina para beneficio de la humanidad son notables. Muchas enfermedades pueden ser diagnosticadas y curadas por la clínica y los traumas y dolencias resueltos mediante los progresos de la cirugía. La ciencia médica ha tenido avances notables en el conocimiento del cuerpo humano y su funcionamiento, desde las moléculas, células, tejidos, aparatos, sistemas.

Con la tecnología se puede ahora diagnosticar problemas incluso ocultos, y llegar hasta los tejidos y vasos del corazón o del cerebro para arreglar defectos congénitos o adquiridos.

Pero la ciencia médica tiene sus limitaciones. Se especializó exclusivamente en el estudio del cuerpo humano individual y biológicamente considerado, desde la anatomía del siglo XVI, la fisiología del XVII, la tecnología del XVIII, el hallazgo de los microorganismos causantes de las enfermedades del XIX, las especialidades, los medicamentos y los estudios de genética del XX.

La clínica dejó la subjetividad (del alma) en manos de la religión y lleva cinco siglos estudiando las enfermedades objetivas del cuerpo. Ese ha sido su poder, el poder de su conocimiento, su institucionalidad, junto al poder económico y político. La ciencia médica, por lo tanto, no es propiamente de la salud sino de la enfermedad, a pesar que desde 1948 la OMS dijera que la salud es el bienestar físico, mental y social, “y no solo la ausencia de enfermedades”. Lo mental y lo social no han sido necesariamente el terreno de la ciencia médica.

Pero incluso en el campo del cuerpo biológico son innumerables las enfermedades cuyas causas no se conocen y, por lo tanto, también se desconoce su tratamiento. Hay dolencias crónicas que nadie acierta ni siquiera para un alivio pasajero, y hay problemas congénitos ante los cuales los mejores centros del mundo se declaran impotentes.

La ciencia médica es relativa, llena de incertidumbres, de probables equivocaciones, despersonaliza al paciente cuando lo convierte en un número y lo lleva por los corredores hospitalarios para exámenes y procedimientos especiales olvidándose de que es una persona con temores, desconocimientos, angustias.

Pero cualquiera que sufre una molestia o trauma graves, o tiene un ser querido con problemas, quisiera disponer del mejor especialista para que lo resuelva. Aspira a que la ciencia médica lo resuelva,
con calidad, pero también con
acceso universal, sin restricciones, a dicha calidad.

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