Los sindicatos de choferes han sido siempre poderosos; han tenido, y tienen, la capacidad de presionar, paralizar y chantajear. Y muchos gobiernos han sucumbido ante esa capacidad de movilizarse para paralizar ciudades. Los sindicatos tenían también a su cargo las escuelas de conducción. Es decir los espacios en donde se preparaban a los choferes profesionales, quienes tenían, y tienen, la enorme responsabilidad de movilizar a todos los ecuatorianos.
Sin embargo, se convirtieron no en escuelas para garantizar la vida de los ecuatorianos en las carreteras del país, sino para crear choferes abusivos que más bien son expertos en poner en riesgo la vida de los ecuatorianos. Cientos de denuncias revelaban, y revelan, la entrega de licencias fraudulentas, escuelas de conducción que se convirtieron en lucrativos negocios, choferes expertos en violar todas las leyes de tránsito y a quienes poco les importa la vida de sus pasajeros.
El gobierno del presidente Correa hace todo lo posible, a través de la Agencia Nacional de Tránsito, por poner orden en este sector tan conflictivo y poderoso que con el paso de los años se convirtió en intocable. Aquellos gobiernos que en época de elecciones, a cambio de respaldo en las urnas, conseguían absoluta inmunidad para todos sus abusos, tal como sucedió con el Partido Social Cristiano.
Se logró expedir una nueva ley de tránsito con énfasis en la seguridad de las personas y con el sistema de puntos. Sin embargo, los choferes denominados “profesionales” fueron los primeros en violar esa nueva ley y en poco tiempo no solo agotaron sus puntos sino que quedaron debiéndolos de por vida, y con multas de 4 mil o 5 mil dólares.
Y siguen manejando por las carreteras del país. Y lo que es peor, ahora presionan, chantajean no solo para que se les devuelvan los puntos, sino para que se anulen las multas. Su capacidad de movilización es tal que lo consiguieron. Ahora las escuelas de conducción les devolverán los puntos a través de cursos de capacitación de apenas 30 horas.
Los taxistas en Quito que no cumplieron con los requisitos para ser legalizados iniciaron una huelga de hambre para presionar que sean admitidos. No aceptan que hay procesos que deben respetarse. Todo por la fuerza, por la vía del chantaje y la extorsión.
El Ecuador, como nunca, tiene ahora carreteras de “primer mundo” (perdón por el eufemismo) que nos devuelven el sentido de unidad nacional y que nos otorgan múltiples beneficios, como el crecimiento del turismo interno, dinamización de las economías locales y, además, la recuperación de la autoestima. Pero los abusos y los accidentes continúan. La oposición (ciega) ha llegado a lo inusitado: las buenas carreteras son las culpables de los accidentes. Insólito.
Ya es hora de frenar los abusos, poner orden con firmeza y decisión. No más impunidad. Ya basta de tanta irresponsabilidad de cientos de choferes que ponen en riesgo la seguridad y vida de las personas.
