El arribo de César Litardo a la presidencia de la Asamblea Nacional nos permite a los ecuatorianos mirar con cierto optimismo estos dos años por venir, sobre todo observando la estabilidad política del país. Diferentes sectores han manifestado que su elección aplaca esos aires de muerte cruzada y anticipo de elecciones.
Controlando las pretensiones de generar una ingobernabilidad que les permitiría, a funestos personajes de la política nacional, dar paso al extremo recurso que plantea la Constitución para resolver los graves conflictos entre el Legislativo y el Ejecutivo. Indudablemente es un gran mérito de Litardo generar esa manifestación de confianza en todos quienes apuntalaron su designación.
Una presidencia en la Asamblea que también trae consigo un oportuno mensaje. Los 78 votos que lo respaldaron para llegar a ser presidente del Legislativo nos dicen que tanto el ala morenista en PAIS, CREO y la Bancada de Integración Nacional (BIN) decidieron controlar o dosificar la expansión, dentro de las instituciones del Estado y del poder político, de quienes apuntan a ser el reemplazo del correísmo, con iguales aires de imposición entre otras similitudes. Diferenciados solo por el color de la camisa, estilo de canciones y el bigote devenido en ícono.
En una evaluación más cercana, con Litardo, mi provincia suma dos participaciones al frente del Legislativo. La primera (1983) con el babahoyense Gary Esparza. Presidencia de la cual es preferible no recordar mucho. Aunque ya en 1979 el vinceño Arquímedes Valdez se reservó un espacio en la memoria del hemiciclo legislativo, al presidir el retorno a la democracia y colocar la banda presidencial al entrañable Jaime Roldós.
Por lo tanto, para Los Ríos resultó histórica la votación de este 14 de mayo que llevó, por primera vez, a un político nacido en Quevedo al frente del primer poder del Estado. Presidencia de la Asamblea Nacional que llega comprometida de la mano de César Litardo con consignas legislativas favorables para todo Ecuador: estabilidad política, generación de empleo y combate a la corrupción. (O)
