Bienvenidos al casting en el que cada candidato a la presidencia elegirá a su vicepresidente. Hoy vamos a aprender, histórica y políticamente, cómo se los selecciona para que sean el binomio ideal.
Empecemos con el secreto mejor guardado de la democracia. Shhhh. Es secreto, no se lo deben contar a sus amiguitos: el vicepresidente, en ausencia, muerte, destitución, etc. del presidente, es quien lo sustituye. ¡Sorpresa! Aunque no lo crean, el vice no es decorativo, por ello, en un mundo ideal, deberá ser un político hábil, profesional a prueba de fuego, conciliador probado, con una trayectoria intachable, honesto, pero además, con la capacidad intelectual necesaria para gobernar un país.
Ajá. En un mundo ideal. Pero regresemos a este país Amazónico. Como se acercan las elecciones, debemos ver cómo se elige a un vicepresidente en la vida real. Ahí vamos con las reglas doradas que deberán seguir los candidatos a la presidencia:
I. Si usted es de la costa, ha de elegir un binomio de la sierra, sin importar que en la costa existan personas más preparadas para el cargo y viceversa.
II. Si usted es hombre, su binomio deberá ser mujer, y viceversa. No importa si está preparada o preparado, lo que importa es que sea del sexo opuesto.
III. Si usted es una gran empresaria y ha hecho mucho dinero, su binomio ha de ser alguien que haya dedicado su vida al servicio social (mejor si es médico). Si usted ha hecho carrera política, su binomio ha de ser un apolítico, y viceversa.
IV. Si usted es joven, su binomio ha de tener un 35 por ciento de canas como mínimo, y viceversa. Si usted es mestizo zuquito, procure que su binomio sea afrodescendiente o indígena, y viceversa.
V. Si usted es un personaje de hierro, duro, intolerante, políticamente incorrecto, su binomio ha de tener alguna discapacidad física, ser mas bien bonachón o, en todo caso, tener una característica que en el marketing político resulte “equilibrante”.
Esperen, esperen. Paren todo. ¿Pero no que se debía elegir al binomio según su capacidad intelectual y destrezas de liderazgo? No. Recuerden que vivimos en democracia. Aquí no gana el mejor, sino el que mejor vende. Aquí no lideran los estadistas, sino los caudillos. Aquí no pone presidente el cerebro, sino el gobierno de las vísceras.
¡Que empiece el casting y la campaña! (O)
