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El Telégrafo

Cartagena de Indias es pasión

21 de febrero de 2012 - 00:00

A propósito de la próxima Cumbre de las Américas, su sede será la ciudad de Cartagena de Indias en Colombia, en mi opinión, la ciudad más alucinante de todo el Caribe. Cartagena es historia, es arquitectura, es arte, es sensualidad, es cultura y es poesía, la llaman la “Perla del Caribe”. 

Llegar a Cartagena es sentir el aire caliente, el olor a sal  y a mar que se pegan en la piel. Sus murallas imponentes, perfectamente conservadas, forman el famoso “Corralito de Piedra” donde se encuentra uno de los centros históricos más encantadores de Latinoamérica.

Sus amaneceres son una delicia, la brisa suave y fresca se pega al alma, sus atardeceres son mágicos y coloridos.

Cuando el Sol comienza a desaparecer en el horizonte, el mar se tiñe de colores y la noches de Cartagena, alegres y divertidas, comienzan a prenderse y uno puede salir a disfrutar de sus exquisitos restaurantes, de sus bares y discotecas, de sus plazas o simplemente de sus callecitas adornadas por elegantes casas restauradas.

Cartagena también es más que rumba, playa y mar, Cartagena es la ciudad que inspira el amor, la sensualidad, la poesía. Cartagena tiene ese “algo” que enamora y que nunca se olvida. Es pasear en coche por sus calles, visitar sus museos, sus iglesias y sus fuertes.

Es la ciudad de los eventos culturales como el Hay Festival, el Festival Internacional de Música o de los tradicionales, como las fiestas de noviembre, que es todo un carnaval; el festival del frito, el de verano…solo por citar algunos, porque allá siempre hay algo maravilloso que festejar. 

El desarrollo turístico de Cartagena no ha sido cosa de un día, pero sí de una generación porque, cuando era niña, su centro histórico era como el de Quito, más orientado al comercio que al turismo. Con el apoyo gubernamental, gente de todos los lugares del mundo y empresas comenzaron a adquirir casas y a restaurarlas. 

Así es como se regeneraron las zonas que tenían un valor intrínseco, cultural e histórico muy importante, pero que estaban deprimidas. En las zonas residenciales donde había casas y edificios pequeños hoy se levantan edificios de más de 20 pisos. Junto al Muelle de Los Pegasos había un mercado público que dio paso a un moderno centro de convenciones.

Pero algo no ha cambiado afortunadamente, ni sus  “palenqueras”, que son hermosas y encantadoras  negras, que en grandes platones cargan fruta para vender a los visitantes;  ni sus cocheros, simpáticos y hablantines.

Cambie lo que cambie, no importa donde viva, siempre llevo a Cartagena de Indias en mi corazón, su olor a mar, sus colores, su dulce energía y su pasión.

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