No termina una que ya pasa otra. Los analistas y estrategas de comunicación política calificarían a los últimos hechos, ocurridos en Ecuador, con frases como: “falta de training mediático”, “cero gestión de crisis”, “nula asesoría comunicacional”, etc. Yo lo definiría como una oportunidad. El caos, necesario para meter a todos los políticos en un cernidor y como una bolsa de harina empezar a filtrarlos basándonos en sus argumentos, denuncias o respuestas. En el movimiento, ese que separa a los grumos del producto de calidad, sabremos quien es coherente y quien solo se camuflaba en el todo para pasar desapercibido, colarse en la masa y pudrir el plato final.
Oportunidad, porque después de más de 10 años de que un grupo fue parte de la mayoría de las instancias de poder, hoy son solo una parte, igual que los otros, que los nuevos y los viejos y al no contar con el jefe de cocina que gritaba órdenes, pero también limpiaba cuando había desastre, cada uno se salva el pellejo y en el caos, corren, tropiezan y revelan de qué están hechos.
“Que yo no fui, que fue teté, que yo no pedí, que él ofreció, que si denuncia primero, yo denuncio más, que si quiere un voto regale una Institución, pero espere, ya pregunto cuál, que me denuncien “masea” así ya saben como me llamo aunque sea por, supuestamente, ser corrupta”… seguramente es falta de media training, pero sobre todo de ética, de responsabilidad y de compromiso y esa falta de todo ya no lo sostiene ni el más capaz de los consultores o asesores, en este punto, el peso debe caer en las manos de la justicia, esa independiente, que no es partidaria de nada más que de la verdad. De nada más que dar un respiro a los ecuatorianos que además de lidiar con la inseguridad, el desempleo y los servicios básicos de mala calidad, tienen que ver como unos pocos se “embolsican” lo que tanto les cuesta pagar.
Ya es momento de terminar; con empezar la mañana escuchando un nuevo caso de corrupción, con los acuerdos por debajo de la mesa, con denunciar solo cuando el plan no salió como debía, con ejecutar acciones cuando el caso se hizo público y ya no se puede esconder, con culpar a todos menos al que está frente al espejo, con las burlas hacia las y los ecuatorianos, con usar a la política para enriquecerse, tener, ser, lo que nunca han tenido, ni serán. Porque al final del día, desde la ventana del auto de alta gama que siempre soñaron, seguirán siendo unos miserables corruptos.
Porque al final del día, los ciudadanos que confiaron en ustedes, seguirán amasando para llevar ese pan a su casa, sin ustedes. Como cuando algo explota, se derrumba o tiembla, son las personas que habitan en este país tan rico y generoso que, pese a casi no tener nada, dan, mientras ustedes, con todo, quitan. Que este caos los meta al cernidor, los filtre y si son grumo, los deseche.
