Las encuestas hablan de números importantes de aceptación y credibilidad para el régimen. Actualmente, siete de cada diez ecuatorianos confiarían en la palabra del presidente Guillermo Lasso. Ello responde a la buena gestión realizada en el plan de vacunación, que sin duda es hasta el momento el principal triunfo del Gobierno, una vez cumplida con la meta propuesta de vacunar al 60 % de la población (9 millones de ciudadanos).
El Primer Mandatario calificó al proceso de vacunación como el “movimiento logístico más grande logrado en Ecuador” el cual incluye algunos récords mundiales (el 15 de julio y el 11 de agosto se vacunó al 2,5 % de la población total en un solo día.
Es importante destacar dos acciones que posibilitaron el éxito en el plan de vacunación. En primer lugar, está la implementación de una operación práctica y no ideológica, que posibilitó un aprovisionamiento adecuado de dosis, que fueron aplicadas a la población. En segundo lugar, hay que señalar que el mensaje dado desde el Gobierno, en el sentido de que todas las vacunas funcionan para lograr la inmunización, fue asimilado por la población.
Para ello, el régimen realizó un trabajo conjunto con el sector privado, la academia, los medios de comunicación y la propia ciudadanía, lo cual permitió despejar las dudas existentes en torno a la eficacia de las vacunas.
La ilusión de un nuevo gobierno y el exitoso proceso de vacunación, mantienen el optimismo de los ecuatorianos, sin embargo, esta sensación ha ido variando.
Las dudas en torno al proceso de reactivación de la economía se mantienen en la población. Los niveles de ecuatorianos en situación de pobreza están a la vista, 7 de cada 10 ciudadanos continúan sin un empleo formal, una nueva ola migratoria se está generando en el país y los altos índices de delincuencia, desigualdad y desnutrición infantil evidencian una dura realidad. Ello deberá ser prioridad para el Gobierno a fin de evitar nuevos estallidos en el futuro.
En el ámbito político sin duda, el régimen deberá contar con operadores y estrategas que le permitan un margen de acción ante el escenario configurado en torno a la Asamblea Nacional. Las críticas que nuevamente recaen sobre el Legislativo, hacen prever una coyuntura política compleja. El Primer Mandatario ha señalado que, de haber un bloqueo en la Asamblea, la consulta popular podría ser una opción, lo cual seguramente generará reacciones de todo tipo.
Por otro lado, la agitación que podría darse desde sindicatos y grupos sociales ante posibilidad de privatizaciones o reformas que impliquen una precarización laboral, también es algo que se deberá tomar en cuenta a futuro.
Y es que la popularidad es un capital valioso para todo gobierno, sin embargo, esta es muy frágil, basta ver los índices que tenía el ex Mandatario Lenin Moreno en agosto de 2017 y los índices previos a su salida de Carondelet. Un gobierno que llegó a la Presidencia de manera ajustada, necesariamente tendrá que articular acciones con los distintos sectores y actores de la sociedad.
Que la luna de miel de estos primeros 100 días y el exitoso plan de vacunación, le den las luces necesarias al Gobierno para actuar con eficacia frente a problemas que son muy sensibles para el país.
