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El Telégrafo
Mariana Velasco

Batallas inconclusas

25 de mayo de 2022 - 00:00

Para resaltar la significación política e histórica que tiene la fecha del 24 de Mayo en su bicentenario, debe llevar a los ecuatorianos a la reflexión que a nuestro país aún le quedan por concluir batallas fundamentales para alcanzar la plena libertad e independencia. El último boletín publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, diciembre 2021, a esa fecha, la pobreza a nivel nacional se ubicó en 27,7%  y la extrema en 10,5%; mientras en marzo de este año, afirmó que la tasa de desempleo fue de 4,8%.

Queda claro qué, la lucha es por los derechos de la naturaleza y de las personas que buscan romper el aberrante círculo vicioso. Nadie puede desconocer que después de dos siglos de la batalla de Pichincha, existen aún marcadas diferencias sociales y discriminación en el país y en la región.

La realidad tiene varias caras. Es probable que, por las tempestades políticas generadas desde la oposición, el desprestigio de la Asamblea Nacional, las luchas de territorio entre funciones públicas, el auge del narcotráfico, inseguridad y el boom del sicariato, el bicentenario de la Batalla de Pichincha y el primer año de gobierno del presidente Guillermo Lasso, no brillan con luz propia. Casi todo país tiene relato heroico y memoria histórica, cuando de fechas fundacionales se trata, de ahí la importancia de las fechas cívicas, mientras el mandatario llega al segundo año asistido de oxígeno y a la vez agradecido con un pueblo, todavía benigno.

Este bicentenario celebra la victoria del comandante general de la División Sur, Antonio José de Sucre, sobre las últimas tropas españolas que defendían la Real Audiencia de Quito. La fecha conmina a deliberar sobre nuestro destino, fruto de una herencia y la consolidación de la unidad al reconocer que se ha avanzado en el estudio del papel de la mujer, de los indígenas y de los afrodescendientes en el proceso.

Sin embargo, sorprende por decir lo menos, que el gobierno nacional haya dado poca importancia a esta fecha, sin recordar o reconocer que la Batalla de Pichincha fue la afirmación que la independencia sí era posible. Gratitud para España, Argentina, Francia, Bolivia, Colombia, Chile, México y Perú, países que brindaron apoyo para la celebración ecuatoriana.

Hay tantas aristas que ofrece la independencia a la luz del siglo XXI, más en tiempos de crisis mundial y nacional. La Prefectura de Pichincha, arrancó su programación bicentenaria en febrero y el Municipio capitalino en fecha similar con el programa “CAMINarte, ruta a la libertad”, como una propuesta de intervención urbana para la apropiación de espacios patrimoniales a través del arte.

El mural que el español Okuda San Miguel pintó en la fachada de un bien referencial del bulevar 24 de Mayo es una de las 19 obras ganadoras en el concurso público, que causa controversia por la inclusión de elementos que muchos consideran extraños a nuestra idiosincrasia y al bicentenario. El artista no es novato en la materia, tiende decenas de murales alrededor del mundo y su arte no necesariamente busca gustar, sino generar impacto. Lo logró.

Independientemente del éxito o fracaso de la iniciativa, hay que trabajar en reducir los índices de inseguridad y ocuparse en la recuperación integral de inmuebles patrimoniales que están al filo del colapso, caso contrario caminamos sobre terreno minado. Sin duda, a la historia hay que leerla y releerla.

Tanto las autoridades de los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, entidades de cultura, Gads y la Comisión creada por el Bicentenario, manejaron la fecha con bajo perfil o quizá  la amenaza de la muerte cruzada ,los  amañados  Hábeas Corpus, la lucha picapedrera  por destituir a la presidenta de la Asamblea Nacional, la viruela del mono, la escases de medicamentos e insumos médicos en hospitales bandera como el Carlos Andrade Marín de Quito  y Abel Gilbert Pontón  de Guayaquil, la orden de captura del ciudadano de  doble nacionalidad para su reingreso a la cárcel, la llegada de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, la suspensión por noventa días al presidente de la Corte Nacional de Justicia, en clara demostración de pugna de poderes, desbordaron  la realidad y coparon  titulares y espacios en  los medios de comunicación y redes sociales.

Como afirma el ciudadano de a pie, esta conmemoración pasa sin pena ni gloria.  En otros países, sus fiestas nacionales no solo son actos oficiales recargados de un simbolismo, son encuentros de sano nacionalismo y amor patrio. A diferencia de la capital, Cuenca y Guayaquil, hacen sentir sus festejos.  Quizá, son signos, que revelan en mucho nuestra compleja unidad.

Según Quito Turismo, para el feriado se previó la llegada de 66 mil turistas que podrían generar 6.6 millones de dólares al participar en una o varias de las 300 activades, entre conciertos y actos culturales, a través de las cuales, el cabildo quiteño conmemoró el bicentenario de la batalla de Pichincha. Habrá que esperar la rendición de cuentas.

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