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El Telégrafo

Andrés Manuel López Obrador (AMLO)

30 de junio de 2012 - 00:00

Las elecciones presidenciales mexicanas del 2 de julio de 2006 se dieron en un ambiente de optimismo y alborozo que no se veía desde hace muchos años. En la dura campaña electoral, en la que la derecha acudió a todos los recursos, se hizo evidente que una inmensa mayoría, integrada por intelectuales y artistas, profesionales, estudiantes, amas de casa, trabajadores industriales, comerciantes y artesanos, campesinos, indígenas y gente sencilla, estaba decidida a cambiar la historia de ese país, gobernado 70 años por un partido único, el PRI, que en el camino perdió su origen revolucionario y se convirtió en trampolín de un reducido grupo que alternaba el poder y la apropiación de los recursos nacionales.

En esos comicios, la figura del alcalde del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, con el aval de la gigante obra realizada en la más poblada urbe del mundo, encabezó la marcha por la recuperación de la dignidad nacional.

Nacido en Tabasco, en su larga militancia fundó junto a Cuauhtémoc  Cárdenas y otros, el Partido de la Revolución Democrática PRD, que se propuso retomar la senda de las grandes transformaciones de 1910, en un marco democrático y de amplia participación ciudadana. Todo hacía prever su triunfo. El fraude, que lo dejó fuera por el 0,58 de los votos, originó las protestas masivas de cientos de miles que mostraron que la herencia heroica no estaba perdida.

El actual gobierno mexicano del PAN ahondó el neoliberalismo, empobreció al pueblo, en el cual 20 familias controlan el 52% de la riqueza. El narcotráfico ha desbordado las instituciones y su resultado se expresa en cerca de 60 mil muertos. El famoso TLC con EE.UU. ha acelerado la entrega de los recursos del país a su poderoso vecino y a las transnacionales. 

Nuevamente el prestigio y la honestidad de López Obrador determinaron su liderazgo en la próxima elección del 1 de julio. Junto a él, los estudiantes de casi todas las universidades mexicanas han dicho basta a la corrupción y, junto a la masa popular, pugnan por conducir a México al sitial que le corresponde, aunque nuevamente opera la gran conjura, especialmente mediática, que aspira a imponer su candidato.

Al margen del resultado, más temprano que tarde, AMLO y su pueblo reencauzarán la historia del maravilloso país de los mayas y los aztecas, de Hidalgo y Morelos, Juárez, Madero, Villa, Zapata, Cárdenas, y tantos otros  que han sido espejo y ejemplo para los latinoamericanos.

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