Una vez depuesto el señor Yunda, el alcalde Santiago Guarderas le corresponde solucionar los problemas principales de la ciudad. El abandono de la capital de la República del Ecuador ha resultado en el desempleo e inseguridad de sus vecinos; parques abandonados; y, calles destrozadas, problemas propios de una metrópoli desamparada. Una ciudad sin rumbo, sin un objetivo que cumplir. Fue agredida por piratas de la política.
Todos, las autoridades y funcionarios municipales, los gremios de la producción, las universidades y los barrios organizados deben unirse en una sola cadena para salvar a la querida Quito del pozo en el que cayó.
Las rencillas entre los bandos políticos y los intereses de grupos empresariales específicos deben ser el pasado, a las nuevas autoridades les obliga vestir la única camiseta de Quito y poner todas sus capacidades para el resurgir del primer Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El Municipio debe recuperar su dignidad y trabajar, paralelamente, en ordenar la ciudad y depurar la administración municipal de los malos hábitos y en conflicto con las necesidades insatisfechas. El trabajar por la seguridad de los ciudadanos, el mantener ordenada y limpia la ciudad son solo grandes responsabilidades de los municipios, no debe sorprender que recursos públicos se inviertan en devolver una ciudad decente y limpia para propios y extraños, es lo mínimo que se puede pedir al Cabildo.
Definir la ciudad que necesita la gente, la regeneración urbana, las grandes obras, deben ser definidas, pero se debe entender que para eso se requiere de un debate profundo y seguramente prolongado en el tiempo, sin embargo, es vital iniciarlo. El alcalde Guarderas es el personaje llamado a liderar ese debate para definir a la ciudad de Quito del siglo 21, proyectada al siglo 22 y convocar a la sociedad entera a participar de esa obligación.
Mientras tanto, los vecinos de Quito, deberán aportar con su grano de arena para recuperar la ciudad respetando las normas básicas de convivencia humana. Con algo tan sencillo como es el respeto, se logrará recuperar el brillo de la sin par “Luz de América”, rescatar su decoro y que siga siendo el orgullo de los ecuatorianos.
