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El Telégrafo
Daniel Soto

Agua y sed

15 de octubre de 2021 - 00:00

Desde su primer día de gobierno, el ejecutivo presentó 2 proyectos de ley que han venido tramitándose de manera natural, ambos textos esperan el pronunciamiento de la comisión técnica correspondiente para que pase al primer debate en el pleno de la Asamblea, es decir, normalidad… lenta normalidad de la burocracia ecuatoriana. Lo he dicho en varios espacios y lo sostengo ahora, estábamos acostumbrados a que se aprueben leyes sin debate, sin trabajo técnico; cuando se trabaja de verdad, este puede ser el resultado: una demora de 6 meses para que los proyectos pasen a ser debatidos por el pleno. Ninguna de los dos proyectos tienen el carácter de urgente, y mientras sea así, la Asamblea puede tomarse su tiempo, en algunos casos se ha tomado años para llegar a debatir una norma.

Si los proyectos no están en la agenda del pleno, es porque la política ecuatoriana es como el bautizo: sin padrino, no hay tal.

La propuesta de la llamada Ley Creando Oportunidades se presentó, en mi opinión, de manera correcta. Una reforma de carácter económico nunca va a topar solamente una materia, las reformas de las leyes, sean cuales sean, siempre toparán varios aspectos de varias materias. No es menos cierto que la Ley Orgánica de la Función Legislativa ordena que los proyectos versen sobre una materia en específico, pero el sentido común brilla por su ausencia en el Consejo de Administración Legislativa. Alegando que el proyecto topa varias materias, han decido emitir su informe diciendo que no califica. Basan su absurda decisión en el numeral 1 del artículo 56 de la mencionada Ley. Lastimosamente, la Ley no puede prever la capacidad de la gente para fingir demencia cuando le conviene. El CAL decidió mirar para otro lado y decir que, como el proyecto de Ley Creando Oportunidades involucra materia tributaria y laboral, entonces no cumple con el requisito de unidad de materia.

El CAL se declaró loco y las cosas siguen, el presidente hizo su rabieta, llegó a decir que enviaría el texto de la Ley al Registro Oficial para su promulgación y vigencia. Esto, según él, porque si un proyecto de ley con carácter económico urgente no es debatido y resuelto por el pleno dentro de 30 días después de presentado, entraría en vigencia por el simple paso del tiempo. Lo cierto es que así manda la norma respecto a los proyectos de ley de carácter económico urgente: 30 días para debatir y votar, si no hay pronunciamiento, se promulga; pero no hay como olvidarse que el CAL no lo calificó y la propuesta fue devuelta, por lo que el conteo de los 30 días se interrumpieron.

Finalmente la tensión política del momento llegó a su punto más álgido cuando se habló de disolver la Asamblea por la causal de obstrucción de la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, facultad establecida en el 148 de la Constitución; acción que se paga con la misma moneda, porque la Asamblea Nacional tiene facultad similar, contenida en el artículo 130 del mismo cuerpo. “Muerte cruzada”.

Todo esto sucede en el contexto de violencia extrema dentro y fuera de las cárceles, inseguridad en las calles, rupturas de alianzas políticas que no permiten la gobernabilidad, esto sin olvidar la pandemia que aún no se acaba. El país demanda reacción.

La política ecuatoriana puede marcar un precedente y trabajar por primera vez en el interés colectivo. Desde el ejecutivo se ha anunciado que se dividirá el controvertido proyecto de ley en dos partes. Con eso, y la prohibición de tener en debate más de una ley de carácter urgente económico, podemos esperar que e hayan debatido las reformas en un máximo de 60 días. El presidente ha dicho que hará lo suyo, cumplirá el capricho del CAL; ya veremos qué hace la Asamblea.

El país sufre por falta de bienestar económico, empleo, violencia e inseguridad sin precedentes, entre otras enfermedades sociales. Podemos dejar de seguir haciendo lo mismo si queremos tener resultados distintos. Hay una propuesta de reformas legales que permitirán al país ser atractivo para la inversión extranjera, lo cual se espera que genere empleo, y así salir del problema del desempleo. Al menos en parte.

A pesar de todo esto, hay quienes festejan las derrotas de quienes no son de su agrado, vanagloriándose de la inoperancia de una Asamblea que se toma su tiempo para insultarse entre ellos un día y desearse feliz cumpleaños en otro. Esos que festejan, entiendan que la inoperancia es deliberada, porque los que mandan, están acostumbrados a tener el reparto de beneficios antes de que se presenten las reformas. Los acuerdos políticos no se mandado porque el reparto no se ha dado.

Dicho de manera figurativa, Ecuador es un país que muere de sed, tenemos alguien que nos ofrece agua, pero nuestros representantes políticos están acostumbrados a repartirse todo entre ellos antes de regresar a ver al pueblo. No importa cuánta sed tenga la gente, si no hay reparto, la llave no se abre.

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