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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Adviento y Navidad

06 de diciembre de 2018 - 00:00

Para empezar, debo aclarar que soy católico, no tanto apostólico y nada romano (de hecho, soy quiteño), pues la gente habla muchas cosas acerca de la religión. En 2007, el columnista angloamericano Christopher Eric Hitchens escribió un libro titulado Dios no es tan grande: Cómo la religión envenena a todos, que inmediatamente levantó críticas, y muy especialmente del conocido como el “Rabino de América”, David Wolpe, quien tiempo después respondió: “Ningún cambio social importante en la humanidad se hubiera dado, si no fuera a través de una organizada religión”.

No voy a añadir argumentos sobre esta vieja disputa; solamente mencionar que en siglo I a.C., el filósofo Lucrecio, autor de La naturaleza de las cosas, estableció una lapidaria idea de cuánto una religión puede persuadir a la gente para actuar malévolamente. Y el mejor ejemplo son los sacrificios humanos, de los cuales no están exentas las religiones muy antiguas, como la judía.

Al final del día, este tipo de debate es algo absurdo, pues no todos estamos seguros de si realmente existe algo llamado religión.  La definición de religión supone la creencia en dioses o seres espirituales. Pero hay gente muy buena que no cree en Dios, como el Dalai Lama, que a menudo se describe como uno de los líderes ateos del mundo. Y es que la religión del Dalai Lama no tiene nada que ver con creer en Dios.

Entonces, ¿por qué existe el hinduismo, el judaísmo, el budismo? Tal vez se deba a que después de Cristóbal Colón, la comunidad cristiana europea empezó a dar la vuelta al mundo y debido a que el cristianismo se basa en la fe, debían no solo colonizar, sino también evangelizar. Y no necesariamente en ese orden. Encontrar otras razas, costumbres y creencias les impulsó a caracterizar de alguna manera a las llamadas nuevas o diferentes religiones.

La ciencia contribuye a que haya más confusión en este aspecto filosófico de las religiones. Galileo casi va a la hoguera por la Santa Inquisición por contradecir los preceptos de la religión católica. Y los seguidores de Darwin se vieron muy apretados defendiendo la teoría de la evolución que se contrapone al Génesis de la tradición de Abraham que aparece en el primer libro de la Torá judía y de la Biblia cristiana.

Si somos católicos, celebremos nuestra tradición, en este tiempo de espera para la llegada de Cristo, nuestro salvador. Pero recordemos que hacer una generalización sobre la religión podría llevarnos a pensar que tal vez no existe tal cosa, pues la Navidad no la viven los judíos, hindúes, musulmanes y otros miles de millones de personas que tienen diferentes creencias. (O)

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