Jean Gebser y completado por Ken Wilber proponen una evolución de las visiones del mundo, como estructuras o mutaciones de la conciencia: la arcaica, la mágica, la mítica, la racional, la pluralista, y se espera que la próxima sea la integral y después la supraintegral.
En el presente la vanguardia de la humanidad se encuentra en la conciencia pluralista. Para pasar de una etapa a otra se requiere que la masa crítica necesaria de la humanidad alcance al 10% de las personas.
El lapso del paso de una etapa a otra se ha recortado de 200.000 años en la primera a 30 años en la pluralista, que nos encontramos, que arrancó en los años sesenta del siglo anterior, donde se introdujeron los derechos civiles, el ambientalismo, el feminismo, los movimientos de la diversidad y el multiculturalismo.
La próxima etapa, la integral, no se sabe cuándo se alcance; entre 10, 20 o 50 años, dependerá de muchos factores involucrados.
Existen países de la mayoría de los continentes donde las visiones del mundo coexisten, se encuentran superpuestas y excluidas, lo que determina diferencias de las formas de pensar, económicas, sociales, educativas, culturales, tecnológicas, etc.
Una minoría de la población acumula la mayor parte del poder y la riqueza y habla en nombre de todos. En una forma creciente, los sectores que sobreviven en condiciones infrahumanas, sin ingresos mínimos, sin preparación para el trabajo e incluso los sectores medios calificados, no encuentran oportunidades para el estudio y el trabajo.
Las revueltas que se están dando en el mundo y que en el futuro serán mucho más frecuentes y extendidas abarcarán a todas las visiones y los diversos niveles, así como a sectores económicos y sociales.
Todos los sectores sociales deben ser oídos y atendidos en sus necesidades. Los de mayores recursos y riqueza deben contribuir más en beneficio de los que menos desarrollo tienen y alcanzar un bienestar de todos e integral. Mientras, no existirá paz. (O)
