Ecuador, 19 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Íñigo Salvador Crespo

¿El mejor abogado?

24 de junio de 2018 - 00:00

Quien ejerce la profesión de abogado sin más herramienta que la ley, sabe que no siempre se puede ganar.

El abogado entiende que un proceso judicial es un albur.  Primero, porque el juez puede al final del caso haberse formado una versión distinta de la que él quiso transmitirle, la que considera verdadera y justa. Ahí entran en juego la solidez y rigurosidad de su argumentación, la concisión y elocuencia con que la comunicó en escritos y audiencias, incluso su habilidad dialéctica.  Si a eso se suman los mil y un vericuetos que el procedimiento ofrece, un giro equivocado en una disyuntiva procesal dada puede determinar que hasta la más vigorosa defensa sucumba sin remedio.  Eso sin contar que del otro lado puede haber un abogado igualmente capaz, también convencido de la justicia de su causa. Por eso, la única alternativa es reducir el riesgo al mínimo: prepararse a fondo, prever cada posibilidad, tratar de estar siempre un paso delante del contrincante.

Esto en el supuesto de que todos los protagonistas procesales actuasen de buena fe.

Por eso hay que desconfiar sistemáticamente de los abogados que declaran ser “el mejor abogado del país” y proclaman que “ganan todos los juicios”. Porque nadie puede ganar todos los juicios.

Y sin embargo, en tiempos que parece van felizmente quedando atrás, un abogado ganaba cada juicio.  Todos sabíamos por qué: su cliente era omnipotente y no tenía pudor en demostrarlo.  Veíamos a este letrado ganar un juicio tras otro, sin perder ninguno, con una expresión de suficiencia propia de un busto de Nerón. Todo el mundo quería que el doctor le defendiera.

Esta mañana vi su foto en un diario. Había perdido su aplomo marmóreo: su mirada carecía del ufano brillo de antes, sus comisuras se torcían en angustiada mueca, tensas arrugas surcaban su ceño.  De pronto había dejado de ser el mejor abogado.

Su “racha de suerte” había abandonado el país y su contrincante, un joven abogado sin más pretensiones que las noches en vela preparando la defensa de su cliente, se aprestaba a propinarle una soberana paliza. (O)  

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media