Queridos hombres,
No me gusta asumir, asumir duele, es injusto y hasta absurdo cuando contamos con comunicación y lenguaje, pero esta vez, ante esta situación dispareja en la que nos encontramos, es necesario. Asumiré que leerán estas palabras, que lo que surge cada 8 de marzo los hace concientizar y recapacitar y, sobre todo, que este 9M será de compromisos.
Discúlpenme que sea incrédula, es parte de mi personalidad, pero también de ser mujer durante 27 años y vivir cada 8M como un eterno Déjà vu. Homenajes, lugares comunes, explicaciones del sentido de la conmemoración, solidaridad con el género, pedir lo mismo, pedir lo básico: equidad, respeto, libertad… y esta vez me dirijo solamente a ustedes -esta parte seguro les gustó- porque son uno de los principales factores para que esto empiece a ser una realidad de una vez por todas.
No es una solicitud, ni un pedido por favor, supongo que eso esperarían de una mujer, les escribo de igual a igual para que pongan su grano de arena o den un paso al costado y no obstaculicen este camino. Para que eso que dijeron un día atrás deje de ser una frase hecha, para que sus privilegios por nacer con un pene se presten para ceder espacios, para que sus actos no sean medidos con una vara distinta a los nuestros, así hagamos lo mismo, para que los derechos que nunca han tenido que reclamar no los transite por la inmunidad, sino por las ganas de generar igualdad.
Queridos hombres, está muy lindo todo lo que dijeron, pero hay que ser y parecer y sé que es difícil cuando no han tenido que cuestionarse cosas tan básicas como: ¿Qué será que me pongo para salir de mi casa y que no me vulneren? Cuando la mayoría de cosas a su alrededor ratifica su posición, cuando han crecido de una manera y asumen que es la única forma de vivir, cuando su grupo de amigos, los medios y parte del sistema se mantienen en la comodidad de evitar el cambio, lo entiendo, comprendo la dificultad, pero no hay otra opción, ya no.
Entonces es entrar en un periodo de rehabilitación. Aceptar el problema, ser consciente de que existe y que son parte del mismo, es el primer paso. Después, cuál persona dependiente de una sustancia, decidir, todos los días, en cada acción, dejar de consumir, es decir, dejar de ser machista, dejar de ser ejercer violencia de género. Y déjenme ayudarlos, en esto tengo más experiencia que ustedes, lastimosamente.
Pueden empezar con prescindir de participar en espacios que no les corresponden y si el ego no se los permite, por lo menos decir que sin una mujer a su lado no estarán. Con dejar de alcahuetear a su amigo que acosa a otras mujeres mientras espera a su novia y luego validarlo cuando dice mentiras sobre ellas. Justificar sus acciones y cuestionar cuando no es su género quienes las repite. Compartir imágenes privadas sin el consentimiento de la otra persona o enviar otras sin ser solicitadas. Encubrir y/o participar de la vulneración hacia una mujer. Basta de ser hipócritas y doble moral.
Vamos, empodérense, sean valientes, como nos dicen a las mujeres por el hecho de existir, y dejen de ser parte de las razones por la que cada 8 de Marzo, pedimos vivir dignamente. Si no saben por donde empezar, edúquense, escuchen, empaticen, callen, pero también griten para defender la injusticia aunque esta sea perpetrada por sus colegas. Después de ayer, comprométanse.
