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El Telégrafo
Diego Salgado

2020 ecuatoriano

02 de junio de 2020 - 00:00

El 2020, un año especial. Se amontonan los trastornos de la sociedad: corrupción e ineficiente manejo de la cosa pública con la consecuente crisis económica, la emergencia sanitaria por el covid-19 y como si fuera poco, año de definiciones políticas electorales.

La República del Ecuador es un cúmulo de gobiernos que no han respondido a la satisfacción de las necesidades de los ciudadanos. Y los ciudadanos no han terminado de entender la gran responsabilidad que tienen el momento de elegir a sus gobernantes.

Desde 1978, algunos sectores políticos alegaron que sus candidatos perdieron porque hubo un fraude electoral a favor del contrario. Tal vez uno que otro engaño hubo, sobre todo en elecciones locales o legislativas, pero en presidenciales, es poco probable; nadie lo ha podido demostrar, por lo tanto, debemos aceptar que los gobernantes del Ecuador, fueron elegidos de manera legítima por el pueblo.

Lo que preciso resaltar es la responsabilidad que tiene el elector, el ciudadano de todos los sectores de la sociedad y de todas las regiones del país, para seleccionar a la persona y a su equipo para que gobierne al país con obediencia a la Constitución, con respeto a la democracia y a la libertad de los individuos, por encima de cualquier otro interés.

Para lograrlo, se requiere de un grupo de mujeres y hombres, políticos y expertos en los ámbitos del quehacer nacional, con capacidades intelectuales probadas, con habilidades especiales, tales como: conocimiento de las áreas en que se debe desarrollar como Nación, experiencia en la administración pública, comprensión de los problemas sociales, accesos a todos los sectores de la comunidad, y, buenas relaciones con el mundo libre, sin complejos, ni taras ideológicas.

El Ecuador del año 2020 no soporta más experimentos, ni jóvenes de verborrea populista, ni aventureros que buscan de la política hacer su pasatiempo. El país necesita un hombre de Estado que ame a su pueblo y cuente con las armas precisas para trabajar con la gente y para su gente. (O)

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