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El Telégrafo

El tenis se subió al podio de los Panamericanos luego de 32 años

30 de octubre de 2011 - 00:00

Una gran actuación cumplieron los tenistas ecuatorianos en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, México. La pareja de dobles conformada por Julio Campozano y Roberto Quiroz obtuvo una medalla (plata). Desde los Juegos de San Juan en Puerto Rico, en 1979, cuando Andrés Gómez alcanzó el bronce en individuales, ningún tenista ecuatoriano había vuelto a subir al podio. Fue el 22 de octubre y después de siete ediciones de este evento y 32 años sin preseas, se consiguió un bronce.

Julio y Roberto solamente habían jugado juntos un partido anteriormente, el mes pasado, en la serie de Copa Davis Ecuador-México, cuando cayeron en cuatro sets contra Santiago González y Daniel Garza.

Inclusive, Julio me había comentado, previamente al viaje de la delegación, que él pensaba que jugaría singles y dobles mixtos junto a la joven promesa Doménica González, y que el dobles masculino lo integrarían Roberto Quiroz e Iván Endara, pero después de los primeros días de entrenamiento en una conversación con el capitán del equipo, Miguel Olvera, experimentado ex jugador y ex capitán de Copa Davis, toda una figura histórica de nuestro tenis, se decidió que la pareja de dobles sería Campozano-Quiroz, y la de dobles mixtos Endara- González, puesto que el reglamento permitía a los tenistas competir en un máximo de dos pruebas.

Los ecuatorianos no estaban entre los favoritos a llegar a las instancias finales; en el cuadro hubo varios equipos que además de jugar juntos durante mucho tiempo superaban al nuestro ampliamente en el ranking de esta modalidad; parejas como Eduardo Schwank y Horacio Zeballos de Argentina, que fueron semifinalistas del abierto de

Los Estados Unidos en 2010, y el mismo Schwank, que alcanzó la final de Roland Garros este año, acompañado del colombiano Cabal   y la final de dobles mixtos del US Open, acompañado de su compatriota Gisella Dulko; es decir un verdadero especialista. La pareja brasileña, conformada  por  Joao Souza y Ricardo Mello, aparecía también entre las aspirantes, junto a los favoritos del público, los locales González y Garza, y los colombianos Robert Farah y Juan Sebastián Cabal.

El recorrido de nuestros medallistas comenzó con un triunfo contra los jugadores Copa Davis venezolanos Luis David Martínez y Piero Luisi por 6-3 y 7-5, a continuación, en los cuartos de final derrotaron a los paraguayos Daniel López y Juan Benítez por 6-4  y 6-1; y en las semifinales se encontraron con otra de las parejas que había dado grandes sorpresas en el torneo: Haydn Lewis y Daryan King de Barbados, y que en un partido dramático lleno de tensión, después de salvar dos pelotas de partido, una en el servicio de los rivales, lograron en tres durísimos sets 6-3, 1-6, 12-10,  la victoria que les aseguró la medalla de plata.

Me cuenta Julio que tras ganar el último punto se dejó caer en la cancha y comenzó a llorar por la emoción de lo que acababan de conseguir, así como también por toda la presión y el cansancio acumulado, luego se abrazó con Roberto, quien también derramó lágrimas de felicidad.

Quiroz, una vez más, demostró que es un gran doblista, ya había ganado la medalla de oro junto a Diego Hidalgo en los Juegos Sudamericanos del año pasado y los títulos de Roland Garros y US Open juniors en equipo con el peruano Duilio Beretta, y que tiene el potencial, el talento y las armas para estar entre los mejores del mundo de la especialidad.

En la final, la sólida pareja colombiana de Cabal y Farah los venció en dos sets. Todos los ecuatorianos debemos valorar y apreciar esta medalla de plata y el gran esfuerzo que hicieron nuestros representantes.

En la modalidad de singles hay que destacar la actuación de Julio Campozano, quien se convirtió en la revelación del torneo y fue noticia a nivel internacional, no solamente por sus maratónicos  partidos, sino también por su entrega  y coraje, cualidades que  llevaron a ciertos medios de prensa a bautizarlo con el apelativo de el “Hombre de acero”. Es que Julio realizó un gran esfuerzo jugando 6 partidos de sencillos y 4 de dobles en seis días.

En el cuadro de individuales, Julio venció en primera vuelta al dominicano Hernández por 6-4 y 6-4 ; en la segunda ronda superó al brasileño Joao Souza  -segundo favorito y considerado uno de los fijos para ganar una medalla- , por 7-5  y 7-5;  en octavos de final pudo sacar adelante un complicado partido frente al guatemalteco Díaz-Figueroa  por 7-6, 4-6, 7-5; en cuartos de final, en otro juego de casi 3 horas, finalmente prevaleció contra el consistente colombiano Alejandro González por 7-6, 4-6, 7-6;  en el encuentro  de semifinales, la siembra 3,  Rogerio  Dutra Silva de Brasil  tomó ventaja por 6-4, 5-4 y sacó el partido, pero Julio consiguió ganar el set y se puso adelante 5-4  en el tercero y sacó por el pase a la final, para luego caer por 7-5.

En el partido por la medalla de bronce se dio otra batalla de tres sets, y nuevamente a punto de ganarlo, y mostrando superioridad sobre Víctor Estrella, de República Dominicana, durante casi dos sets, Julio cedió en el tercero  pagando tributo al cansancio acumulado y terminó en cuarto lugar.

Un cuarto lugar digno de destacar por todo lo antes mencionado. Y si fuera por méritos, pienso que Julio se merecía también una medalla en singles, pero así es el deporte, hermoso, pero en ocasiones muy duro y a veces hasta implacable.

Estos últimos meses Campozano ha demostrado que ha madurado mucho, que supo asumir la responsabilidad de llenar el vacío que dejó  el retiro de Nicolás Lapentti, y la ausencia de su hermano Giovanni en Copa Davis este año.

Julio ha crecido como tenista y como persona, y espero que estos logros lo lleven a conseguir el apoyo económico que necesita para poder contar con un entrenador personal que lo acompañe a todos los torneos, y así su carrera tenística siga en ascenso.

La situación es similar para Quiroz, quien se encuentra tal vez en la etapa más difícil en la carrera de un tenista, la transición de juvenil a profesional, en la cual la inversión económica es muy alta, y en los torneos en los cuales participa, los premios generalmente no alcanzan ni para cubrir los propios gastos, menos los de un entrenador particular. Esperemos que estos deportistas cuenten con el apoyo de la empresa privada y de las entidades deportivas oficiales para que estos triunfos sigan llegando cada vez más frecuentemente.

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