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De las palabras a los hechos

Vamos a cazar (y a denunciar) erratas

Vamos a cazar (y a denunciar) erratas
09 de noviembre de 2015 - 00:00 - María del Pilar Cobo, Profesora de redacción y lexicógrafa

La semana pasada, la Asociación de Correctores de Textos de Ecuador (Acorte) eligió a las fotografías ganadoras de la tercera edición del concurso Caza de Erratas. En este concurso se reciben fotografías con erratas cometidas en vallas publicitarias y en anuncios públicos en general, y su intención es concienciar sobre la importancia de escribir correctamente como una obligación moral ante la sociedad. Cada año llegan a la Acorte decenas de fotografías de todo el país, de anuncios de grandes empresas, de instituciones públicas, de tiendas o pequeños empresarios; algunas resultan hilarantes y otras causan enojo.

Llegan aquellas que han sido tomadas en pueblos o en mercados. Por ejemplo, la ganadora del primer año, de un circo en la Costa que anunciaba la “hera de ielo”, u otras que se presentaron este año como “Se canbia sierres” o “Se alquila avitasiones”. Son, en realidad, ‘un golpe al ojo’, como se suele decir. Sin embargo, pese a que evidencian el poco cuidado en el momento de escribir y quizá la escasa educación formal que existe en nuestros pueblos, son anuncios que cumplen con la intención comunicativa y se agotan ahí. Se trata de carteles pintorescos, cuyos autores, de manera tal vez ingenua, quieren comunicar algo y nada más. Aunque no los justifico del todo, creo que estos no pasan de lo anecdótico.

Por otro lado, también llegan al concurso Caza de Erratas fotografías de anuncios de instituciones públicas o grandes empresas, que sí tienen una obligación con la sociedad de presentar un texto respetuoso y cuidado. Este año las fotografías premiadas fueron, precisamente, de este tipo de instituciones. La primera, de un anuncio de la Policía Nacional, publicado en El Boliche, en Cotopaxi, cuyo texto principal dice: “Insentivando la conservación de la naturaleza y sus tradiciones”. Es muy triste que una institución tan importante no ‘incentive’ (sí, con –c) el cuidado de la ortografía y el respeto a la sociedad mediante textos correctamente escritos. Espero que el anuncio no esté todavía allí o ya lo hayan corregido.

También están las grandes empresas, que gastan dinerales en publicidad y en anuncios que nos ‘golpean el ojo’. El segundo lugar del concurso fue para una fotografía de un anuncio de Eta Fashion en un centro comercial de Guayaquil: “Estamos en remodelación, gracias por su comprención” y el tercer lugar, para una fotografía del centro comercial San Luis: “Vota la basura en su lugar”. Estos anuncios no son ingenuos como los que mencioné al inicio, son irrespetuosos para quien los lee. Evidencian no solo la falta de cuidado en el momento de escribir, sino la poca importancia que se da a algo tan básico como la ortografía y, lo que es peor, a quien está leyendo el anuncio.

Creo que es necesario que se tome conciencia de que no solo se trata de letras o de palabras: se trata de respeto, de cuidado y, sobre todo, de educación. Con educación no me refiero solo a la de la escuela, sino a aquella labor social que deben ejercer las empresas y las instituciones públicas con su influencia. Se habla mucho de responsabilidad social, y esto, precisamente, es responsabilidad social. Para terminar con esta columna, la Acorte también cuenta con un premio del público, en el que los seguidores de su página de Facebook escogen a la ganadora. Este año se llevó el premio una fotografía tomada en el Valle de los Chillos, donde se anuncia un estudio de ‘abadogos’. Este error es producto de una ventana mal cerrada, pero también de la poca importancia que este estudio da al lector y a su propia imagen.

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