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Poesía

Tania Favela: el silencio (entre paréntesis)

Tania Favela: el silencio (entre paréntesis)
05 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción cartóNPiedra

En estos poemas hay una voz o dos que van más rápido, que se adelantan, como un pensamiento (o varios) en segundo plano, y que dan forma o completan o reinterpretan. Y es como si el silencio hablara entre paréntesis y aclarara los versos o los transformara. En términos musicales (una melodía distinta, menos monótona y menos sencilla) imagino dos o tres instrumentos (o voces) perfectamente afinados, que logran combinarse en una única melodía; pero uno de ellos avanza más rápido, mientras otro reproduce notas lentas, pausadas, y un tercero se mantiene definiendo la base del ritmo, como un bajo. Y a veces el último acelera y otro se detiene casi a un punto del silencio. Todos se acompañan y llegan finalmente al oído al mismo tiempo (gracias a un equilibrio con la textura del fondo). Este encuentro entre ritmos (y alturas), este fluir de unos más rápidos que otros (reitero) —que se complementan y unen—, es la esencia de estos poemas de Tania Favela Bustillo.

Y pese a estas complejidades, es una poesía que busca captar lo esencial, que canta en voz baja: «Como si no pasara nada/ pero todo pasa/ un susurro al oído  —eso es todo—  el aliento cálido que entra/ —el caracol que se estremece—». Son cuadros o fotos de pensamientos o sueños, que presentan imágenes rápidas o maneras de ver y sentir, como  cuando dice, sobre la vida como una plegaria grácil: «Recuerda lo amargo lo duro lo quebradizo  ahí (adentro)/ rama suelta (piensa) sobre sí misma plegándose hasta el fondo/ ovillándose más  (¿para quién?)/  al fondo la plegaria sigue sonando esa palabra-bambú  (piensa)».

Pienso en esa rama suelta, en lo delicado. Y me quedan también esas voces ligeras dando vueltas encima del poema. Entonces pienso en sonidos que se acompañan: los tacos de una mujer corriendo por una calle embaldosada y solitaria, mientras desde alguna ventana suena un piano o una radio con una canción triste y un ladrido lejano; o el ruido de la lluvia frente al mar donde la gente pasa hablando, con las olas estallando y modificando el sentido del agua; o imagino a un poeta leyendo y explicando al mismo tiempo su canto y corrigiendo al instante. Todo esto sucede en estos versos gracias a un delicado equilibrio (entre el fondo y esta forma distinta, múltiple) que finalmente genera armonía y belleza.

Héctor Monsalve V.

*

Sóplame al oído  (dijo)  que no vaya a decir ninguna estupidez

al oído y luego a la boca  (sóplame)  (dime ahí)  en lo cóncavo

ahí  (desde ahí)  que resuene tu voz en silencio    adentro 

tu voz con todos sus sonidos en silencio  (en lo cóncavo)

—pensó— y pensó en ese caracol que es el oído

            ese caracol que escucha    la espiral —pensó también—

la voz entrando  (o saliendo)  por la espiral

            (ahí sóplame) —dijo— al fondo de esa espiral     arriba

la escalera de caracol?

            —pensó— el vértigo de la caída

            como si no pasara nada/ pero todo pasa

un susurro al oído —eso es todo— el aliento cálido que entra

                                                           —el caracol que se estremece—  eso es todo

             la vida —pensó— es un susurro

*

Se quiebra lo duro     lo blando se pliega sobre sí mismo

plegaria   (piensa sin saber por qué)     la palabra es blanda

(piensas)     resiste el duro viento           palabra-bambú 

—así de flexible— (piensa o recuerda)   (no sabe bien)

bambúes  desplegándose   replegándose al viento

—gráciles— (alguien dice)   la plegaria grácil

                                 de ahí su fuerza de ave (dice)  sin amargura

                 sin amargura alguna (piensa)  se quiebra sobre sí misma

                 recuerda lo amargo   lo duro   lo quebradizo  ahí ( adentro)

rama suelta   (piensa)  sobre sí misma    plegándose hasta el fondo

ovillándose más  (¿para quién?)

          al fondo la plegaria sigue sonando     esa palabra-bambú  (piensa)

            ese campo todo bambú  —grácil— moviéndose al decir del viento

*

Se lanzan imperturbables al vacío      los pájaros      se lanzan

imperturbables         (siente el pulso del tiempo)    es octubre

y no hay ninguna red            sólo el instinto que sigue el curso

del día        del día a la noche      ahí       así     (desata el nudo)

como lo hicieron los hombres de antaño   que se lanzaban    así

adentro       afuera         imperturbables          (desata el nudo)

es más que tres palabras       es más que un juego de lenguaje

tres pájaros        uno detrás del otro        siguiendo  el impulso

el pulso del tiempo         es octubre     la mañana fría 

                sin redes                 se abre

*

mírate con la rosa en tu edad (dice el sueño que sueñas)

se detiene el lenguaje   ahí adentro la rosa abre sus pétalos

adentro cada pétalo es espejo   ojo que se abre hacia afuera

        ¿la rosa sueña?  ¿o sueña el sueño que dice?

la rosa es un azor y vuela alto    adentro   cada pétalo es un ojo

un espejo que se abre hacia el mar   ¿reflejo de qué?

       se detiene el lenguaje y entra el azar     el gesto dice

la rosa sueña el sueño que sueñas       se abren sus párpados

mírate con la rosa      (en el fondo nada el tiempo)

                    adán abre los ojos

                                la rosa se abre (dice el sueño que sueña)

 

* Curaduría por Víctor Vimos y Manuel Ramos Van Dick

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