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La lengua, el libro, la lectura: ahí están nuestras revoluciones

La lengua, el libro, la lectura: ahí están nuestras revoluciones
28 de abril de 2018 - 00:00 - María del Pilar Cobo

El 23 de abril es un día especial para la lengua y los libros. La Unesco lo declaró el Día Internacional del Libro, y la ONU, en el Pleno, el Día del Idioma Español y el Día de la Lengua Inglesa. Estas declaraciones se deben a que el 23 de abril de 1616 fallecieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare, dos de los grandes genios de la literatura. Hay discusiones sobre si esta es la fecha exacta en que murieron estos escritores, pues se dice que, en realidad, Cervantes murió en las últimas horas del 22 de abril, mientras que la fecha de la muerte de Shakespeare corresponde al calendario juliano, y no al gregoriano. Aunque las fechas no sean exactas, el 23 de abril es un día de fiesta para el libro y las lenguas de estos dos escritores.

El libro ha acompañado por milenios a la humanidad, si nos remontamos a las planchas de barro que usaban los sumerios y los babilonios. Aunque su historia es milenaria, la creación de la imprenta en Occidente, en el siglo XV, marcó la verdadera revolución tecnológica. En 1440, Johannes Gutenberg inventó la imprenta moderna, que permitió una producción ‘masiva’ para la época, lo que democratizó la lectura, que hasta entonces estaba reservada para las élites económicas y culturales, especialmente para la Iglesia y los soberanos. Aunque el primer libro que se produjo con la imprenta de tipos móviles de Gutenberg fue la Biblia (lo que indica el poder que tenía la Iglesia), el hecho de que pudieran llegar a una mayor población constituyó un gran adelanto para la divulgación del conocimiento.

Pensemos en los innumerables libros que han pasado por nuestras manos. La mayoría de nuestras historias seguramente están atravesadas por ellos, desde aquel que nos leían de pequeños hasta el que tenemos en nuestra mesa de noche o el que leemos a nuestros hijos.

Gracias a los libros hemos aprendido a moldear nuestro mundo. Con ellos hemos crecido, a ellos nos remitimos. Son nuestra distracción, nuestro refugio, nuestros compañeros, nuestra fuente de conocimiento. Nos acercan a la historia de la humanidad, juntan a generaciones, pueblos, ideologías. También nos llevan a mundos fantásticos o nos aterrizan en la realidad. Quien no se considere a sí mismo un lector asiduo, al menos recordará un libro que haya marcado de alguna manera un momento de su vida (aunque sea para descubrir que no le gustan los libros).

En la actualidad ya no contamos solamente con el libro impreso, poco a poco las nuevas tecnologías nos acercan a nuevos formatos, pero siempre el libro (impreso o digital) tendrá un espacio en nuestras estanterías (físicas o virtuales). Probablemente Gutenberg, quien murió en bancarrota, no se imaginó el alcance de su revolución; tal vez Shakespeare o Cervantes no imaginaron que sus obras y sus muertes significarían lo que significan para nuestras culturas, pero lo cierto es que sus aportes hicieron que ahora celebremos la vida del libro y de la lengua. Sigamos leyendo y cuidando nuestros libros, esa es una gran revolución para nuestros tiempos.  

Apuntes

Diferencias

«Mayor que» y «más mayor»

¿Cuándo usar marcas de grado?

Las expresiones más mayor y mayor que tienen, en el contexto de la edad, significados y matices diferentes. El adjetivo mayor se emplea generalmente con valor comparativo y significa ‘que excede en edad a otra persona’.

Con este significado, se construye con la conjunción que, y, como señala el Diccionario panhispánico de dudas, es inadecuado combinarlo con marcas de grado como más o tan como sucede en estos casos: «Otra mujer acompañada por una más mayor que ella provoca sospechas a última hora de la tarde» o «Hubo conocidos que le preguntaron por qué se iba a vivir con una persona más mayor que él».

Para evitarlo, se eliminan estas marcas. Lo adecuado es mayor que, en lugar de más mayor que: «Otra joven acompañada por una mujer mayor que ella provoca sospechas a última hora de la tarde» y «Hubo conocidos que le preguntaron extrañados cómo es que se iba a vivir con una persona mayor que él».

Sin embargo, también en el contexto de la edad, mayor se usa asimismo a menudo como un adjetivo no comparativo y significa ‘de no poca edad’, ‘de edad avanzada’ o implica el sentido de ‘adulto’.

En esos casos, sí puede ir acompañado de marcas de grado como más, muy o tan: «Ya no es un joven fallecido en accidente de tráfico, sino alguien muy mayor que ha sufrido un accidente cerebrovascular», «No era tan mayor como para sufrir ese deterioro» o «Es una de las principales preocupaciones entre la gente más mayor» [Fuente: Fundeu]

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