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De las palabras a los hechos

La guerra, el terror y las palabras

La guerra, el terror y las palabras
23 de noviembre de 2015 - 00:00 - María del Pilar Cobo, Profesora de redacción y lexicógrafa

Los hechos de la semana pasada en París han traído a los medios, a los discursos, a las redes sociales y a nuestras conversaciones una cantidad de palabras fuertes y aterradoras: guerra, terrorismo, implacable, enemigo, matanza, atentado, destrucción, barbarie, tragedia, mal, venganza, violencia, y muchas otras más. También hemos oído de paz, justicia, democracia, valores, y, asimismo, muchas otras más, que también son palabras contundentes. El mundo se divide entre buenos y malos, y las palabras se tiñen de ese mismo maniqueísmo, que siempre servirá tan bien para descalificar al otro por distinto y hacer valer lo propio como lo único verdadero.

La palabra guerra cuenta en el Diccionario de la Lengua de la RAE (DLE) con seis definiciones. Así mismo aparece en veinticuatro expresiones donde es la palabra principal (por ejemplo, guerra sicológica, guerra fría, guerra sucia, etc.), en cuatro locuciones y en otras veintitrés construcciones (como hombre de guerra, marina de guerra, pólvora de guerra, etc.). Como vemos, el hecho de la guerra ocupa de tal manera la realidad que utilizamos la palabra en múltiples expresiones. En esta semana (pero también cotidianamente desde siempre) todos los bandos utilizan esta palabra para definir sus luchas: la guerra contra el mal es implacable, ha dicho el Presidente francés. Pero, palabras más o palabras menos, lo mismo anuncia el autodenominado Estado Islámico. La cuestión, al final, es que todas las guerras construyen enemigos, otra palabra que se usa aquí y allá para referirse al ‘otro’.

Estos hechos también traen a la palestra a la palabra terrorismo. La primera acepción que el DLE da a este vocablo nos dice que el terrorismo es la ‘dominación por el terror’. Los medios intentan mostrarnos que lo que pasó en París es lo único digno de terror. Es terrorífico, por supuesto, pero también es aterrador que se lancen misiles sobre inocentes en Siria, y a eso no se le llama terrorismo sino venganza, como si la venganza no fuera una manera de buscar la dominación por medio del terror. Existe una construcción que me parece muy aterradora en relación con estos hechos y es la de ‘daño colateral’, que es muy usada en la guerra para referirse a los daños causados ‘sin intención’. La expresión es aterradora porque pretende minimizar y justificar la pérdida de miles de vidas inocentes, sean de donde sean y crean en el dios que crean.

Así mismo, se manosean las palabras democracia, valores, justicia o la estrujadísima paz. Estos términos también son usados a conveniencia y de una manera muy vaga, porque al final la democracia, la justicia, la paz y los valores no pueden existir en un mundo donde prima la palabra venganza. Sería muy bueno que algún día pudiéramos hablar de paz, de justicia, de valores con hechos que lo corroboren, sin fijarnos en fronteras, ni en creencias ni en muros que nos separen. Hasta eso, procuremos usar las palabras con cuidado, pensando en lo que decimos para que los hechos no nos cierren la boca. (F)

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