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La Canción de la Tierra (2011-2012)

La Canción de la Tierra (2011-2012)
16 de junio de 2013 - 00:00

(Dedicada a mi madre)

El antecedente

La Canción de la Tierra de Gustav Mahler (1860-1911), compuesta entre 1907 y 1909, es para mí una de las obras más conmovedoras de la música europea. Una de sus características es el aire de melancolía y fatalismo que permea la obra. ¿Un presagio? En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial.

Una Canción de la Tierra creada en el “nuevo mundo”, como se suele llamar a nuestro continente, debe necesariamente sonar de manera diferente. Me propuse componerla.

A mi edad, el problema religioso empieza a ser urgente. En la peregrinación que consiste la vida, he perdido contacto primero con el catolicismo y luego con religiones institucionalizadas. Tampoco he podido identificarme con otras creencias, orientales u occidentales. No he podido acercarme a nuestros saberes ancestrales de una manera sistemática. Pero hay varios principios de estos que, literalmente, me suenan bien. El cristianismo tradicional ha hecho del hombre "el centro", el "dueño de la creación". El mundo está a su servicio. Nuestros saberes ancestrales hacen del hombre más bien parte integrante de la creación. El hombre está al servicio de ella. Esa es una perspectiva que comprendo mejor.

La comunicación mística acerca al hombre al Todo. La representación de ese Todo es diferente según la creencia. El adorar al Sol es una práctica antigua, también nuestra. Nuestra Tierra no tiene energía propia, la recibe del Sol. El Sol es nuestro dador inmediato de vida. El adorar al Sol me parece absolutamente coherente. Me he propuesto hacerlo con esta experiencia musical.

¿Una Canción de la Tierra? Para ser más preciso: una Canción de la Tierra del Mundo Andino. ¿Qué mundo andino? ¿El de ayer? ¿El de hoy? ¿El de nuestros antepasados? ¿El contemporáneo nuestro?

Sabemos bien que nuestra historia no se inicia con el “descubrimiento y conquista” del continente. Sabemos también que el “descubrimiento y conquista” dieron paso a una superposición de culturas que llevó a lo precolombino al borde de su destrucción y desaparición. La filosofía, la religión y las formas de vida europeas pasaron a ser “el patrón de la vida americana” y lo siguen siendo, en gran parte.

Pero existe una manera andina de percibir el mundo, la cual se diferencia en muchos aspectos de una manera europea de percibir el mundo. No me siento competente para describirla, menos aún, explicarla. ¿Será posible hacerla sonar?

Gráfico basado en los dibujos 14 y 15 del libro Qhapaq Ñan de Javier Lajo,  Ed. Abya Yala, 2006.

La visión

La cosmovisión andina nos habla de tres mundos: el de arriba o Hanan-Pacha, el de aquí o Kay-Pacha y el de abajo o Uku-Pacha. Nos habla también del tránsito temporal del ser humano entre ellos, ciclo que al repetirse continuamente formaría un proceso representable como una onda o su contraparte, una vibración (ver gráfico).

Los científicos nos hablan, por otra parte, de un big bang generador de un universo que se expande y que al momento sigue expandiéndose. Hay hipótesis que postulan que el universo en algún momento dejará de expandirse y comenzará a contraerse, claro está, en escalas astronómicas de tiempo.

Me atrevo a pensar: ¿Terminará ese proceso de contracción en un punto de contracción máxima, que provocaría un siguiente big bang? ¿Seguirán a este una nueva expansión y una nueva contracción que culmine en el siguiente big-bang? Ese proceso al repetirse continuamente formaría un proceso representable como una onda o su contraparte, una vibración.

El gráfico, basado en los dibujos 14 y 15 del libro Qhapaq Ñan de Javier Lajo (Editorial Abya Yala, 2006), muestra a la serpiente de dos cabezas Amaru-Chokora diseñando un período de la vibración producida por el movimiento del Kay Pacha al Uku Pacha, al Hanan Pacha y de retorno al KayPacha, según la cosmovisión andina. También podría ser interpretado como el tránsito de un punto de contracción máxima (big bang) a un punto de expansión máxima y su retorno a un punto de concentración máxima. Especulación mía: ¿la vibración como alfa y omega? Como músico me parece primeramente una teoría plausible, luego, una visión hermosa.

Gráfico basado en los dibujos 14 y 15 del libro Qhapaq Ñan de Javier Lajo, Ed. Abya Yala, 2006.

La experiencia musical

La Canción de la Tierra es una secuencia de las siguientes canciones:

1. Canción del Ser

2. Canción del Ruido Cósmico

3. Canción del Hanan-Pacha

4. Canción de Illapa

5. Canción del Kay-Pacha

6. Canción del Viento

7. Canción de la Papa Chuna

8. Canción de los Guacamayos

9. Canción del Páramo

10. Canción de las Cosas Pequeñas:

       -Canción de la Mariposa -Canción del Eco  

       -Canción de la Guitarra

       -Canción del Cardo -Canción del Huiragchuro

11. Canción del Estar

12. Canción del Agua

13. Canción del Uku-Pacha

14. Canción de la Cordillera

15. Canción del Huamán

16. Canción del Paisaje Seco

17. Canción del Granizo

18. Canción del Kwichi

19. Canción del Amanecer, que nos recordará un cántico sagrado precolombino, probablemente una plegaria al sol. Lastimosamente el texto original en kichwa no ha podido ser localizado. Sobre este cántico sagrado kichwa sobrepuso el colonizador, ya en los primeros años de su dominación, el texto cristiano en español “Salve, salve, gran Señora”.

La Canción de la Tierra es un diálogo de los siguientes elementos sonoros:

La Orquesta de Instrumentos Andinos, con la que ya trabajé mi obra Boletín y Elegía de las Mitas, basada en el texto del poeta César Dávila Andrade, en 2007; la Banda Sinfónica Metropolitana de Quito; el Coro Mixto Ciudad de Quito con 6 voces femeninas y 6 masculinas; una instalación electroacústica que, basándose en el fenómeno de las ondas estacionarias, hace que un escucha expuesto a "acordes" de ondas sinusoidales, al moverse, perciba cambios sutiles que no escucharía si no se mueve. Este hecho constituye una invitación al público a escuchar el concierto desplazándose a su gusto por la sala, pero claro, también buscando periódicamente puestos fijos para descansar.

Además, una construcción a la manera de un tótem, creada por Gabriel Maiguashca, consistente en un objeto de madera suspendido por resortes en una estructura metálica. Este enorme móvil sonoro vibrará libremente al ser “empujado”. Lo complementaran dos grupos de objetos sonoros, uno de madera y otro de metal. Jorge Oviedo tendrá la dirección musical.

La fecha propicia para su interpretación: 21 y 22 de junio, en que se celebra la fiesta andina del sol, el Inti Raymi. El lugar de su ejecución: el llamado Palacio de Cristal del Centro Cultural Itchimbia, situado en la colina del mismo nombre con una impresionante vista panorámica de 360 grados y estructura transparente, colina que se cree fue sagrada para nuestros antepasados. El concierto se desarrollará de 5 a 6 de la madrugada, para saludar la salida del Inti.

Sobre Mesias Maiguashca

Formado en el Conservatorio Nacional de Música de Ecuador, la Eastman School of Music (Rochester, E.U.A.), el Centro de Altos Estudios Musicales del Instituto Di tella (Buenos Aires, Argentina) y la Hochschule für Musik (Colonia, Alemania). Entre sus maestros se cuentan los compositores Henry Cowell, Alberto Ginastera, Oliver Messiaen y Karlheinz Stockhaussen.

Ha realizado producciones en el estudio de música de la WDR y el ZMK (Alemania), en el Centre Européen pour la Recherche Musicale, el IRCAM y el ACROE (Francia) y ha trabajado como docente en conservatorios y centros musicales de Metz, Stuttgart, Karlsruhe, Basel, Sofía, Buenos Aires, Bogotá, Madrid, Barcelona, Györ, Szombathely, Seoul, Quito y Cuenca. Ha participado en los principales festivales de música contemporánea del mundo y sus obras han sido reseñadas por investigadores desde varias perspectivas de lo musical y lo sonoro.

Residente en Alemania desde 1966, Maiguashca ha mantenido vínculos permanentes con la escena musical del Ecuador como maestro de varias generaciones de nuevos compositores y como artífice de varios conciertos y festivales claves en la inscripción de las nuevas prácticas musicales en el país a lo largo de 50 años.

www.maiguashca.de

El Ser: móvil sonoro de Gabriel Maiguashca

La geografía instrumental de la Canción de la Tierra en el Palacio de Cristal ostenta en su centro el móvil sonoro realizado por Gabriel Maiguashca a pedido mío. Gabriel comenzó a esculpir un tronco enorme de árbol, primeramente con la idea de simbolizar un Puma, animal totémico del Kay-Pacha, en la mitología andina. Durante el trabajo "surgió" prácticamente una cabeza que se transformó en la cabeza de un Cóndor, animal totémico del Hanan-Pacha; y por último, "aparecieron" cabeza y cola de una Serpiente, que dieron forma a la Serpiente Amaru, animal totémico del Uku-Pacha. Este móvil sonoro sintetiza, pues, en su forma a las tres figuras tutelares de los tres aspectos del mundo andino. Gabriel lo bautizó en alemán, Das Wesen, en español El Ser.

Un Ser que puede cantar y bailar.

Importante: Habrá transporte gratuito desde el parque El Arbolito, ubicado entre las Avenidas 6 de Diciembre y Patria, hasta el Itchimbía. Se realizará una cicleada al amanecer y se ofrecerá una pambamesa.

 

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