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Análisis

Booktubers ecuatorianos, tendencias en Internet

Fotomontaje: cartóNPiedra/El TELÉGRAFO
Fotomontaje: cartóNPiedra/El TELÉGRAFO
01 de junio de 2015 - 00:00 - Iván Rodrigo Mendizábal, Investigador y docente unversitario

Hay que tomarlos muy en serio: se trata de adolescentes y jóvenes que hacen vocería en YouTube, la popular red de videos, y lo hacen en el marco de una tendencia que se denomina booktuber, o para decirlo de otro modo, personas que colocan videos en YouTube acerca de libros: reseñas, comentarios, muestrarios, lecturas de fragmentos, booktrailers (como adelantos cinematográficos pero para promocionar el contenido de libros), etc., con la intención de motivar a otros lectores, causar un cierto debate sobre autores y obras, pero además, formar redes de amigos que comparten públicamente lo que leen y lo que piensan.

La historia

El fenómeno no es reciente. Como antecedentes de este tipo de difusión están los vblogs o videoblogs, nacidos en el contexto de los blogs o bitácoras, los cuales empezaron a aparecer hacia 1993, en los albores de la web. Cabe indicar que los blogs son sitios donde los autores postean pensamientos, textos, artículos, ensayos especializados, etc., a modo de cuadernos de notas, de diarios e incluso especies de revistas abiertas a comunidades de lectores. Son los ejemplos más contundentes de los “medios personales” —personal media— enfocados en temas concretos, a intereses determinados, a fenómenos del momento, que se actualizan en forma permanente, dependiendo de la persistencia de sus redactores-editores.

Al ser los blogs medios personales, naturalmente enfrentan la hegemonía de los medios de comunicación convencionales —y los que se insertan en Internet—, al vehicular algún tipo de punto de vista alternativo y motivar el debate. Rebeca Blood, una de las precursoras que más ha estudiado la presencia cultural de los blogs, en su obra Universo del weblog (2002), dice que, en efecto, estos son, por excelencia, los medios de difusión de ideas de personas que no tienen acceso a los medios masivos y prefieren desentenderse de su autoridad y presencia.

A modo de historia, los videoblogs se iniciaron hacia el año 2000. En 2004, la compañía Yahoo lanzó su espacio de video tratando de llamar la atención de los videobloguers ya existentes en ese entonces. Este nuevo nicho de comunicación personal incitó a otros para que luego se creara YouTube en 2005. Desde entonces, esta red social fue posicionándose en el imaginario de las comunidades conectadas a Internet, reuniendo personas, empresas y hasta gobiernos. De hecho el actual gobierno de Rafael Correa apuntó, al inicio de su gestión, a una especie de canal público de información en YouTube.

Pues bien, YouTube en la actualidad es una red de importancia, de mucha, en realidad. La propia empresa declara que cuenta con más de mil millones de usuarios, quienes suben 300 videos por minuto, los mismos que son reproducidos cientos de millones de veces.

La red YouTube llega a 75 países y agrupa contenidos hasta en 61 idiomas, y, si bien la subida y el acceso a los videos es gratuito, la empresa se beneficia del movimiento en la plataforma y de los contenidos para ofrecerlos, además de contar con más de un millón de anunciantes. Y hay usuarios, asimismo,  que se han aprovechado de este último factor para recibir los réditos correspondientes. Es decir, esta es una plataforma para promocionarse y difundir información con alto grado de efectividad.

El fenómeno hoy

Y es precisamente en YouTube donde han aparecido los booktubers, quizá como alternativa a los críticos de libros a través de los medios tradicionales —prensa escrita, televisión, radio—. Los booktubers, en efecto, hablan de libros, de lo que leen y coleccionan. Son, como ya se ha dicho, adolescentes y jóvenes inquietos por la literatura.

Esto nos lleva a pensar en los usos sociales de las redes por parte de tal o cual segmento de la población que tiene acceso a Internet. Tales usos tienen que ver con la creación de contenidos, usando para ello el formato audiovisual, realizado por personas no especializadas en dicha producción, y menos en la crítica literaria experta. Son entonces, en sentido general, amateurs o fanáticos principiantes que aprovechan las potencialidades de las redes para generar a su vez redes de amigos y lectores. El marco en el que se sitúan los booktubers es lo que algunos especialistas denominan como las “networked knowledge community” o “comunidades  de conocimiento en red”.

La presencia de los booktubers implica la apertura de canales de video en YouTube y la auto-realización y la publicación de videos: de este modo, estos chicos hablan directamente con quien elige verlos. Los videos no son muy elaborados, es cierto, pero quizá en eso radica su poder de convocatoria; en la mayoría de los casos, usan el plano medio, mostrando un fondo casero en el que aparece el estante de libros o algún afiche. Se puede decir que un booktuber no requiere de un set diseñado especialmente para la ocasión, sino que se muestra como alguien natural, desenfadado, sin posturas, en su entorno natural e inmediato. Su forma de hablar es coloquial, hecho que no impide que dialogue con lenguaje apropiado, acorde a la obra que está exponiendo, que muchas veces invita a prestarles atención. Se constata, por otra parte, que hay un trabajo de edición del video cuando el booktuber ha cometido algún error: de este modo, los saltos de imagen o de posición pueden parecer parte de la estética del video-post, al modo de un videoclip, con el corte rápido. Puesto que YouTube impone un límite de duración para cada video, el post del booktuber es corto, pero ello no impide que se comunique el contenido de forma amena y completa, si puede decirse así.

Con la llegada de los booktubers, también hay una serie de términos que se han ido acuñando alrededor de su práctica, tal como  ha sucedido con otros fenómenos. El más común es wrap up para el resumen de un libro en el que se incluye además alguna opinión. Otro es book haul, un tipo de post con que el booktuber habla de lo que le ha llegado o ha conseguido, o de los comentarios que le han hecho a alguno de sus artículos. También está el bookself tour, espacio donde el booktuber repasa lo que tiene en su estante de libros, señalando sus preferidos. El unboxing implica abrir ante la cámara una caja de ‘hallazgos’ de libros, tratando de meditar sobre ellos; este término se aplica específicamente a ‘desenvolver’ o ‘desempacar’ un libro que viene en un paquete (pedido por Internet, regalado, etc.), y también es un uso común entre los chicos que coleccionan otros artefactos, como figuritas de héroes de acción o animé; comparten con los espectadores su emoción al abrir su paquete. El hangout tiene que ver con una conexión de varios booktubers para comentar uno o varios libros, es decir, como un grupo de discusión para pasar el rato libre compartiendo su pasatiempo. Con el booktag se trata de motivar al lector para participar; entonces el booktuber puede poner preguntas, usar memes, provocar que los usuarios investiguen y envíen sus resultados o, a partir de un tema, incitar a que el usuario salte al canal de otro autor. Algunos autores de libros también se han aprovechado de la dinámica del mundo booktube y se promocionan a través de los booktrailers, que son hechos de forma más elaborada o ‘profesional’, incluso por las propias editoriales, apuntando a la comunidad de lectores en la red. En otros casos, hay fanáticos o booktubers que producen recreaciones de argumentos, hacen sus adelantos caseros, a los que se denominan alternative universe.

Como se ve, el fenómeno booktube no simplemente tiene que ver con la publicación de un video; es una forma creativa, lúdica y nueva de comunicar contenidos sobre libros desde el punto de vista del fanático o de quien se inicia en las artes de comentar libros, sin que por esto su opinión sea poco válida ante los espectadores o usuarios.

El papel de los nuevos ‘críticos’ de la literatura

¿Se puede comparar la labor del booktuber con la de crítico literario? Los más puristas dirán que no: una cosa es comentar libremente una obra, a veces solo impresiones subjetivas, como si se estuviese en una reunión social informal, y otra hacer una valoración que muchas veces puede pasar por ‘sesuda’, avalada por medios tradicionales y hecha por quienes pueden sustentar académicamente sus posturas o por una cuestión de trayectoria en el mundo de las letras. Pero habría que pensar un escenario diferente para entender la dinámica del booktuber.

José Martí en alguna oportunidad declaraba: “La crítica es el ejercicio del criterio”. Esta afirmación puede leerse entonces como que la crítica es el ejercicio  de mirar al interior de una obra, y hacerlo, además, con rigor.  Pero quizá también deba entenderse como el ejercicio de practicar el buen juicio, el razonamiento y la ponderación de una obra o fenómeno.

Es evidente que los adolescentes y los jóvenes están en proceso de formación, pero habría que decir que todos siempre también lo estamos. La diferencia entre adultos y jóvenes radica en que estos últimos deberían tener un mayor conocimiento de causa para poder hablar de un tema, sea de libros o películas. Pero ¿los adolescentes y jóvenes no son ya observadores e inquietos, cualidades indispensables para leer, investigar y opinar? ¿Eso no lleva a que incluso se vayan autoformando, más allá de lo que la educación en escuelas o universidades les proporciona? Lo que se ve en la comunidad de booktubers es eso: el haberse preguntado sobre una novela, el haber sido inquietado por alguna obra, al punto de querer discutirla con otros, para equiparar impresiones, debatir opiniones y encontrar, al fin, otras obras con las que alimentar su curiosidad, en una cadena de conocimiento y discusión.

Los booktubers son, de este modo, la muestra de personas que se autoforman con la lectura y que además comparten y tratan de formar comunidades de conocimiento entre ellos, y hacia afuera, pues sus canales de discusión son públicos. Y quizá eso es debido a un hecho: los medios o las instituciones educativas —escuela, colegio, universidad— se han desentendido en algo de la literatura, de los procesos de lectura, en general, y de otras expresiones. La respuesta a esta situación es la autoformación de comunidades de adolescentes y jóvenes que demuestran que quieren tomar la posta cultural con medios personales, sin esperar aval alguno de los medios tradicionales, no importa el territorio físico en que se desarrolle el grupo, pues lo mejor de estas comunidades, es que comparten conocimientos a mundialmente gracias al soporte virtual.

En Ecuador también hay una comunidad de booktubers y  que vale la pena que sea seguida. Haciendo una búsqueda en YouTube se han hallado 714 resultados de la frase “booktubers Ecuador”, es decir, 714 videos publicados; con “booktubers Guayaquil” se han visto reflejados 66 resultados; con “booktubers Quito”, 153, etc. Los números pueden parecer a primera vista nimios, pero son en realidad significativos, pues los booktubers nacionales tienen en promedio casi 500 seguidores suscritos a sus canales. De estos, los que más han suscitado visualizaciones son El gato de Cheshire, CiudadJovenTV, Mi corazón está con los libros, El Pasaje Literario, El Lector del Fin del Mundo y Mabe Alban, entre otros.

Los números son relativos, sin embargo, pues la búsqueda a través de YouTube no muestra a otros usuarios que, por defectos de etiquetación o geolocalización, no inscriben correctamente sus canales y videos, perdiendo así suscriptores, de forma involuntaria, algo así como un pequeño error en el manejo de la imagen. Por ejemplo, otros booktubers citados por blogueros son Señor Librero Critica, Mercedes Cabrera Galecio, Relatos de un miope, La biblioteca de Arquímides, Carlos Clow, Carolina SLS, etc., y así a estos se puede llegar gracias a las referencias.

¿De qué se habla en estos y otros? Habría que decir que de los libros de moda y que comparten por propia iniciativa adolescentes y jóvenes. Desde ya se citan algunos best sellers de ciencia ficción, de vampiros, de aventuras y alguna que otra romántica. Pero eso no quiere decir que solo se postee sobre libros del momento; hay quienes hablan de viejos títulos, de autores clásicos, etc.

Muchos de los booktubers tienen, asimismo, blogs, espacios en Facebook o Twitter, en los que además enlazan sus posts, al igual que tratan de pensar otras experiencias similares. Por lo tanto, otro rasgo interesante que se debe considerar es su carácter viral: hablar de libros en red implicaría provocar  que otros más se sumen, se apropien, se diviertan creando contenidos. El fenómeno de los booktubers supondría, finalmente, la creación de textos paralelos, en espacios alternativos.

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