“821 millones de hambrientos” titula El Telégrafo y en el subtítulo destaca que “Por tercer año consecutivo el hambre aumenta en el planeta. El cambio climático afecta a la agricultura. Paralelamente sube el número de obesos”. Sin duda, noticia preocupante y que debe llamarnos profundamente a la reflexión.
El tema pasa por la pésima distribución de la riqueza (que de esto no se vanaglorien los comunistoides, socialistoides y sigloveintiuneros, porque a ellos también les interesa la existencia de esos factores). Si “solo” se desperdiciaran 430 o 479 millones de toneladas (según las cifras publicadas), la tierra ya no tendría hambrientos. Y los gordos y el cambio climático no serían tomados en cuenta. ¿O no? (O)
Jorge A. Gallardo Moscoso
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