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Emulando a Leonardo da Vinci: Los que accionan, pretendiendo conseguir algo, incoherentes con sus principios y modo de interpretar la realidad, son como los pilotos sin timón ni brújula que nunca podrán saber adónde van. En el ámbito nacional, desde los inicios de la era republicana, los conductores de las agrupaciones políticas exhibieron como sustento sus preceptos ideológicos y programas para aplicarlos en una supuesta administración del Estado.
Las ideologías no son uniformes, se diferencian por su contenido; mientras un sector articula las actitudes en función de cambio y transformación, para mejorar las condiciones de vida de los seres humanos; el otro se orienta a mantener, indefinidamente, un orden social-económico determinado, para favorecer a las clases sociales dominantes. Los llamados de izquierda se comprometieron, de acuerdo con sus principios, a luchar decidida y tenazmente por el destierro de la explotación, de la pobreza extrema y por el advenimiento de la justicia social, mientras, los ubicados en la derecha se inscribieron y siguen en la contienda para defender el sistema usufructuario con la consiguiente marginación de los que carecen de todo.
En el actual panorama, a pesar de la extinción del poder de la partidocracia, se contempla increíble confusión por la exagerada presencia de agrupaciones partidistas que se declaran revolucionarios, madera de guerrero, centroderecha, plurizquierda, neutros, demócratas libres, suma y resta y otros adefesios. Con el liderazgo de Rafael Correa y el surgimiento de la Revolución Ciudadana se inauguró la época del cambio en todos sus aspectos, principalmente, social, económico, salud y educativo. Lo cierto es que el régimen del Buen Vivir con la guía del gran líder, avanza en la construcción del nuevo Ecuador.
Con el pretexto de defender la misma causa: insistir en la consulta por la no reelección; los grupos de oposición en vergonzosa actitud forjan ridículas y fingidas alianzas entre enemigos irreconciliables, seudoizquierdistas, banqueros, indígenas desorientados, desertores y otros, sin importarles ideologías, pero haciendo prevalecer a dirigentes marcados por la ambición y que, desde ya, se anticipan a movilizar sus intereses y analizar cálculos electorales.
Los articulistas de los medios comerciales, convertidos en asesores y agentes de propaganda de la derecha, con visión de realidad conocen que las diferentes alianzas temporales al interior de la oposición no funcionarán jamás, aun así, formulan llamado a sus dirigentes a organizar estrategias y otras marchas para insistir en la consulta, cuando en el fondo temen el liderazgo de Rafael Correa, quien, con su potencial de dotes y atributos, se convierte en el único seleccionado para mejorar la vida de los ecuatorianos.
El régimen del Buen Vivir resta importancia a la consulta, marchas y ficticias alianzas, si es el pueblo, que en las urnas, democráticamente, se pronunciará en 2017, por la reelección de su máximo conductor, incluida la continuidad del proceso de cambio hasta su consagración. (O)