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El Telégrafo
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Los comerciantes aseguran que colombia es uno de los mayores compradores del producto

La sobreproducción de mandarinas desploma el precio de la fruta

En años anteriores el ciento de la fruta se vendía en $ 4. Agricultores afirman que una  ventaja de la mandarina proveniente de Chone es su dulce sabor.
En años anteriores el ciento de la fruta se vendía en $ 4. Agricultores afirman que una ventaja de la mandarina proveniente de Chone es su dulce sabor.
Foto: Rodolfo Párraga / EL TELÉGRAFO
07 de septiembre de 2017 - 00:00 - Redacción Economía

Chone.-

Antonio Zambrano es agricultor de mandarina y desde hace 20 años comercializa el cítrico. Este habitante del sector La Serradora en Chone asegura que la sobreproducción provocó la reducción de los precios.

Por ello, la fruta está botada en las fincas. “No alcanza para pagar a los jornaleros y el transporte”.

En este cantón manabita la producción va desde julio hasta diciembre. Javier Molina, propietario del Centro de Acopio Cítrico ‘Molina’, explica que debido a la situación  paga al agricultor $ 1,70 hasta $ 2 (según la calidad) por el ciento de mandarinas. De eso depende el precio de comercialización, que va desde $ 2.

La producción tiene como destino Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja y Colombia. A ese país se destina en el 60% la producción nacional.

A su negocio llegan agricultores de Río Grande, Mosquito, Platanales, Tablada de Sánchez, entre otros lugares, a ofertar la mandarina. Recalca que el precio no compensa los gastos.

El problema de este año es la sobreproducción. En 2016 los árboles dieron menos frutos y eso generó una alza en los precios. Así lo corrobora Daniel Manzaba, habitante de Río Grande; por el ciento de mandarinas pagaban al agricultor mínimo $ 4 y máximo $ 8.  

Un ‘cogedor’ gana por jornada de $ 15 hasta $ 20 con comida y máximo puede recolectar hasta 3.000 mandarinas. “Si se multiplica ese número por $ 1,70 son $ 51. A ese dinero reste el jornal y transporte ¿qué le queda al productor?”. Hay gente que compra cosecha en el árbol para llevarla al centro de acopio, lo que abarata los costos.

El agricultor afirma que “las utilidades son para pagos a empleados y gasto de uno mismo, pero ganancia no se ve”.  

La abundancia de la fruta es un fenómeno que no se registraba desde hace cuatro años, comenta Fernando Cedeño, del Comercial ‘Eduardito’, del sector San Andrés.

Los cambios en la cantidad del cítrico se registraron luego del terremoto, analiza Leonardo Andrade, productor de la zona de Ricaurte, en Chone. Lo mismo se aplica para la naranja y toronja. Detalla que el exceso de producción incluso ha hecho que unos árboles se quiebren de tanta carga.

Vinicio Orellana, del sector Mosquito, compra en los árboles; es decir que él mismo recoge el producto. Por el ciento paga $ 1,20 para venderlo a los centros de acopio en $ 1,70.

Los productores están preocupados por la situación y por ello mantienen reuniones con otros propietarios de centros de acopio  y bodegas para organizarse y solicitar ayuda al Gobierno. Javier Molina informó que “una de las peticiones es que la fruta sea manejada por kilo y no por unidad”.

Afirma que el año pasado se vendieron más de tres millones de mandarinas que fueron usadas para la colación escolar. Lenín López, dueño de un centro de acopio, detalló que se reunieron con Agrocalidad para poner un precio a la exportación de la fruta. “Tenemos la materia prima que es de mejor sabor y duración, tenemos que sacarle provecho”. (I)

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Los comerciantes quieren pagar hasta $ 1,50 por el ciento de naranjas

En Caluma la sobreproducción de naranja desplomó el precio y hay productores que prefieren no recoger el cítrico, pues no cubren el pago de un jornalero.

Carlos Lombeida, vive en el recinto El Bermejal, a pocos metros de su casa está la de su madre. Allí existen hectáreas de sembríos de naranja, pero solo una pequeña parte es cosechada.

Lombeida recoge la fruta, porque su hermano la compra en $ 2, dinero que va para el sustento de su mamá. El agricultor destaca que pagar a alguien para que coseche implica $ 20 al día, más el almuerzo. Resignado menciona: “salimos perdiendo, es mejor que se queden en los árboles”.

En la vía a Caluma el olor del cítrico envuelve a los visitantes. En el camino llaman la atención las miles de naranjas que se exhiben en el portal de la casa de Daniel Guamán. Él tiene varias hectáreas con árboles de la fruta, las cosecha porque trabaja en el campo junto con su yerno y solo contrata a los trabajadores externos cuando tiene un pedido fijo. Su hija menciona contrariada que los compradores quieren pagar hasta $ 1,50 por el ciento de la  fruta y solo escogen las grandes.

La familia Gavilanes cosecha solo para que le quede algo de ganancia. Los productores aspiran a que el Ministerio de Agricultura intervenga o que se cree una empresa de jugos y mermeladas, que asegure la compra de la fruta. Antes estaba en $ 4 el ciento. (I)

Comerciantes solicitan que el Ministerio de Agricultura intervenga para regular los precios del producto. Esperan proyectos para generar valor agregado. Foto: Karly Torres/ EL TELÉGRAFO

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