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El desafío mundial de conservar el agua y generar empleos de calidad

La agricultura es una de las principales actividades económicas que depende del agua y de los cambios climáticos.
La agricultura es una de las principales actividades económicas que depende del agua y de los cambios climáticos.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
08 de octubre de 2017 - 00:00 - Agencia Prensa Latina

Casi el 80% de los puestos de trabajo que conforman la fuerza laboral mundial depende del acceso a un suministro adecuado de agua y a servicios relacionados con ese líquido vital, advierten análisis de Naciones Unidas.

Actividades como la gestión integrada de los recursos hídricos, la restauración y rehabilitación de los ecosistemas, la creación y gestión de las infraestructuras del agua y la prestación de servicios relacionados con ese elemento pueden ayudar a generar empleos dignos en muchos otros sectores de la economía global.

Sin embargo, la situación en muchos países tiende a empeorar por el descenso en la calidad y la cantidad del agua dulce debido a malas prácticas y a la incidencia del cambio climático, alertó el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP).

Un tercio de la PEA mundial depende del agua

Un reciente informe sobre el tema, elaborado por varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señaló que alrededor de mil millones de plazas de trabajo, equivalentes a más del 40% de la población mundial económica activa (PEA), dependen significativamente del agua.

Dicho porcentaje incluye agricultura, silvicultura, pesca continental, minería y extracción de recursos, producción de energía, suministro de agua y saneamiento e industrias manufactureras y de transformación.

Otros mil millones de puestos laborales, que representan más de un tercio de la población económicamente activa, también son dependientes del agua, aunque de forma moderada; ahí se inscriben las industrias de la construcción, el ocio, el transporte y la manufactura-transformación, como madera, papel, caucho, plásticos y metales.

La creciente competencia por los recursos hídricos y los efectos del cambio climático subrayan la necesidad de que los gobiernos desarrollen y adopten políticas de empleo que tengan en cuenta las limitaciones impuestas por la disponibilidad de agua, aconsejó la ONU.

Al mismo tiempo, observó, resulta necesario que los gobiernos procuren el respeto a “los derechos humanos al agua, al saneamiento y a un trabajo digno según la matriz de los recursos, el potencial y las prioridades de cada país”.

Pero los hechos evidencian que en numerosos casos “no se reconocen ni protegen los derechos laborales fundamentales” de millones de personas, dijo el presidente de ONU-Agua y director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder.

Las inversiones en agua y saneamiento, agregó el funcionario, pueden crear trabajos remunerados y dignos y contribuir con ello a una economía más verde.

La conservación depende del sector público y privado

Para el presidente de Bolivia, Evo Morales, la actual crisis hídrica constituye una de las más graves amenazas que enfrenta la vida en la Tierra.

En su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU en junio de 2017, el mandatario subrayó que para 2050 la demanda de agua podría crecer un 54% frente a los estimados actuales.

El agua es un patrimonio universal compartido pero vulnerable, enfatizó Morales, quien llamó a fomentar la cooperación entre los países.

En opinión de la ONU, es responsabilidad de todos, incluidos los estados, el sector privado, los bancos de desarrollo y la sociedad civil, participar en los esfuerzos globales y locales para mejorar las condiciones de vida de millones de personas a través de la gestión sostenible del agua.

El acceso al suministro del líquido vital y a servicios de saneamiento, tanto en casa como en el lugar de trabajo, resulta esencial para preservar una fuerza laboral saludable y productiva, apuntó el coordinador de WWAP, Stefan Uhlenbrook.

Cuando esas cuestiones básicas quedan relegadas, aumentan los riesgos de causar “un grave impacto negativo en la economía, los modos de vida y las poblaciones, con resultados potencialmente catastróficos y extremadamente costosos”, observó el informe de la ONU.

De acuerdo con el reporte, la industria es responsable de un 4% de las extracciones mundiales de agua y los pronósticos indican que para 2050 la manufacturera por sí sola podría incrementar el consumo en un 400%.

Resulta probable, subrayó la investigación, que la escasez de agua frene las oportunidades de expansión económica y la creación de puestos de trabajo de calidad en los próximos años y décadas.

La escasez de agua, insistió el documento, intensificará aún más la lucha por ese recurso entre los usuarios, afectará la producción de energía, la seguridad alimentaria, y potencialmente la seguridad geopolítica, provocando migraciones a varias escalas.

A juicio de expertos, el cambio climático conducirá de manera inevitable a la pérdida de puestos de trabajo en ciertos sectores, pero “un enfoque proactivo de la adaptación a través de las políticas de empleo puede compensar algunas de esas pérdidas”, valoró el diagnóstico de Naciones Unidas.

Invertir en agua, resumió el organismo, es una condición necesaria para hacer posible el crecimiento económico, el empleo y reducir las desigualdades en el planeta. (I)

Según la ONU, el sector público y privado necesita invertir en proyectos de conservación y distribución del agua para fomentar el empleo y la reducción de las desigualdades. Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO

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