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El Telégrafo
 Juan Carlos Morales. Escritor y periodista ecuatoriano

Posverdad: el secreto fuera de las urnas

06 de abril de 2017 - 00:00

León Tolstói nos recordaba que para hablar del universo solo se precisaba hablar de nuestra aldea. Los recientes hechos ocurridos en Ecuador así lo demuestran: un candidato y parte de sus seguidores ante una derrota electoral se instalan en lo que ahora se ha llamado ‘hechos alternativos’ como si fueran una realidad paralela (esto recuerda la teoría de las supercuerdas formulada por Stephen Hawking, el genio más grande después de Albert Einstein, quien por cierto está en silla de ruedas).

El término apareció cuando la vocera de Donald Trump afirmó que el secretario de prensa de la Casa Blanca dio ‘hechos alternativos’ cuando describió erróneamente a los asistentes a la toma de posesión como “la más grande de todas”, como si se tratara del gobierno mesiánico descrito por George Orwell en su famoso libro 1984.

Hay otra palabra. Se lee en el diccionario libre: “Posverdad o mentira emotiva es un neologismo que describe la situación en la cual, a la hora de crear y modelar opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales”. Estos sucesos que son ignorados se resume como la idea en la que “algo que aparenta ser verdad es más importante que la propia verdad”.

Sí, porque en este caso una dirigencia, a la brava como se dice, cree que los resultados electorales deben ‘coincidir’ con sus aspiraciones electorales, si no es ‘fraude’, que por cierto ya venía cocinándose desde la primera vuelta. Esto -hay que decirlo- aupados por encuestadoras y medios privados que construyeron esos ‘hechos alternativos’, por hablar eufemísticamente. Y eso porque esa ‘desconexión’ con la realidad en verdad ocultaría otros intereses.

¿Deberían estar los supuestos afectados frente al CNE o subir por la calle Bosmediano y protestar contra quienes ciertamente los engañaron? Porque la posverdad, aunque se trate también de una ficción tiene sus consecuencias, porque inflaman las calles y, en definitiva, crean una ilusión que se desvanece con el tiempo.

Así, la propia OEA -a quienes pretenden denunciar- y decenas de presidentes de la región, de Evo a Macri, han aceptado la verdad auténtica, esto es que Lenín Moreno es el nuevo Presidente de Ecuador, junto a su binomio Jorge Glas.

¿Cómo salvarnos de esto? El diario El País, en el artículo ‘Números contra la posverdad’, señala que las matemáticas son el lenguaje de la ciencia y, en teoría, representan un antídoto ante los ‘hechos alternativos’ (están allí los números palpables de las votaciones, aunque muchos no estén de acuerdo).

Sin embargo, a veces las certezas tienen más que ver con la fe que con la realidad, dice la publicación. “La misma eficacia de las palabras para expresar la verdad las convierte en un medio óptimo para la propagación de la mentira”.

Al final, los seguidores de la posverdad -donde como la fe prima el dogmatismo- están más proclives a juntarse en torno a una hoguera que entrelazar las manos para construir puentes hacia el futuro. (O)

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