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El Telégrafo
Luis Rosero

Por corrupción, Temer tambalea

03 de julio de 2017 - 00:00

Temer, presidente de Brasil, ha sido acusado por la Fiscalía por corrupción, hecho sin precedentes. Es la primera vez que se implica directamente al que ejerce el poder ejecutivo. Además de la crisis económica, ahora Brasil está sumido en una inestabilidad política y deterioro social.

En mayo de 2016 asume interinamente la Presidencia, nombra a ministros pero algunos tuvieron que renunciar por estar envueltos en casos de corrupción.  Cuhna, expresidente de la Cámara de Diputados, arquitecto de la destitución de Dilma, fue condenado a varios años de cárcel por corrupción. En abril de 2017, se abre investigación de Odebrecht y a 29 senadores, 40 diputados y 3 gobernadores. En mayo de 2017, se revela un audio de reunión entre J.  Batista (de empresa cárnica) y Temer, en que el Presidente busca obstruir las investigaciones de corrupción y el pago de sobornos para comprar a testigos. Además los ejecutivos de dicha empresa declararon que Temer negoció donaciones para el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, cuyo líder pidió que acortara su mandato. Se trata de un esquema de corrupción armado por empresarios para conseguir favores de políticos. En general toda la clase política está imbricada en esta trama, incluida la acusación contra Dilma y Lula.

En varios artículos he sostenido que las acusaciones de corrupción, de los 2 expresidentes, se utilizan como estrategia de la derecha para eliminarlos de la escena política. Lula está primero en la intención del voto para las elecciones presidenciales de 2018, por lo que podría volver y plantear una reforma política y anticorrupción.

Odebrecht y otra serie de empresas montaron el esquema de corrupción en que los representantes de los más importantes partidos políticos y empresarios están implicados. No ha habido moral ni ética política por parte de estos. Estas organizaciones han perdido credibilidad, lo que importaba era llenarse los bolsillos, mantener el poder y continuar sin transparencia para sostener el esquema de corrupción. La sociedad brasileña está asqueada de los políticos y empresarios corruptos, mientras Temer aplica su plan económico neoliberal: austeridad fiscal, reforma laboral y de pensiones, etc., crece el desempleo, la pobreza e indigencia. Pero, el plan está en duda por la posible caída de Temer.

Con la acusación de la Fiscalía, Temer, aumenta su caída en picada y acelera la crisis política. Su nivel de aprobación, por parte de la población, es apenas de 7%, uno de los más bajos que haya tenido un presidente.

La suerte de Temer está en manos del Congreso. Si este acepta la acusación, podría ser separado del cargo por 180 días, juzgado y destituido. Tendrá que elegir otro Presidente. Hay una crisis de credibilidad que afecta a la economía; la crisis política generó crisis de representatividad, exige renovación de la cúpula de los partidos, un recambio de la clase política, una reforma constitucional y ley anticorrupción, y buscar recuperación de la credibilidad de la población en los políticos. Deben acabar con los empresarios y políticos corruptos. (O)

 

 

 

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