Joaquim habla de historia y política desde lo natural
La cuarta edición del Festival La Casa Cinefest contó con la presencia de un actor que protagonizó una de sus películas. El brasileño Julio Machado, quien encarnó a Joaquim, en la película homónima de Marcelo Gomes, explicó el proceso tras la épica historia que se filmó con recursos limitados. Algo que exige más esfuerzos de sus realizadores al ser una cinta histórica, de una época en que se usaban vestuarios singulares.
Parte del elenco fue europeo y el encuentro de distintas culturas frente a la cámara hizo del rodaje algo especial, explicó el artista, en un conversatorio que se dio en FlacsoCine, el miércoles pasado.
La ciudad de Diamantina, en el estado brasileño de Minas Gerais, acogió las locaciones del filme. Allá arribaron los actores un mes antes de que empezara la filmación, para los preparativos, que incluyeron el aprendizaje del portugués con sus acentos antiguos, el ibérico y el brasileño, además de lenguas nativas.
La intención del director -según varios medios brasileños, como Folha de S. Paulo- era desmitificar la figura del héroe ‘Tiradentes’ y hablar de la “cruel” colonización portuguesa que dejó marcas “terribles” en el país sudamericano.
El personaje histórico, varias veces representado en el cine brasileño, es distinto a sus versiones previas y a lo que se enseñaba en las escuelas de Brasil en tiempos de la dictadura militar (1964-1985), una apariencia que, a decir de Gomes, “se confundía con la de Jesucristo”.
El Joaquim que encarna Machado es un hombre común, lleno de contradicciones, aflicciones y deseos. El estreno de la película en Ecuador también fue el primero en Latinoamérica. En dicha cinta el actor habla de una conciencia política en torno al siglo XVIII, la de una sociedad corrompida por el oro y aquejada por la desigualdad y la violencia, que remite a situaciones actuales.
Con notable acento portugués, Machado dijo que “la efectiva transformación física de los personajes era más importante que su psicología, por eso practicar la relación con los caballos que aparecen en la película, la extracción de una muela que también se ve y la incursión en la selva eran vitales para forjar estas experiencias en nuestro cuerpo, en la memoria”, esto como recurso actoral.
El intérprete recuerda que Gomes quería conseguir los resultados de un documental en el momento de las filmaciones. “Preparó a los actores para que trabajen con un máximo de naturalidad, incluso en los diálogos aunque la cámara invadiera los espacios”, como suele suceder en el género de la no ficción.
La naturaleza cumple un papel importante en el filme. Por ello, el elenco leyó el guion de Joaquim solo cuatro días antes de que iniciara el rodaje. Las semanas previas, en Diamantina, habían sido de ‘aclimatación’, un método que recuerda las memorias narradas por el cineasta alemán Werner Herzog, quien fue capaz de hacer hazañas tales como meter una embarcación en la Amazonía peruana con el fin de lograr una escena de su Fitzcarraldo.
Las secuencias iniciales de Joaquim muestran al protagonista en su hábitat natural, con lo cual se expone lo cotidiano y sus reflexiones en un medio que le es hostil al ser extranjero. En otra parte del largometraje, Prieta, una esclava negra le corta el cabello con un cuchillo, de forma real. Mientras le crecía la cabellera, el actor dejó de aceptar algunos trabajos en teatro porque la estética se le imponía. Julio Machado estaba convencido de que este sería su primer gran personaje en el cine. “Hay que amar incondicionalmente lo que se hace”, dijo, como un consejo para otros actores. (I)
