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Daños en la Refinería de Esmeraldas son severos

Daños mayores en la turbina del conjunto Turbina-Generador provocó el incendio en el turbo generador TG4. El fuego fue contenido en ocho minutos. El sistema contra incendios funcionó pese a tener cuarenta años de existencia.
Daños mayores en la turbina del conjunto Turbina-Generador provocó el incendio en el turbo generador TG4. El fuego fue contenido en ocho minutos. El sistema contra incendios funcionó pese a tener cuarenta años de existencia.
Fotos: John Guevara / El Telégrafo
21 de agosto de 2017 - 00:00 - Redaccion Economía

Cuatro décadas de operaciones cumple este año la Refinería Estatal de Esmeraldas (REE). Surgió en medio del ‘boom petrolero’ que experimentó Ecuador entre 1972 y 1982; en sus inicios procesaba 55.000 barriles diarios. Ahora, aunque su capacidad alcanza los 110.000 barriles, presenta complicaciones que causan preocupación.

Dos días después del recorrido que hizo el presidente de la República, Lenín Moreno, por las instalaciones, el Ministerio de Hidrocarburos abrió las puertas de la refinería para que los medios de comunicación constataran directamente la magnitud de los daños.

Al ver los exteriores de las unidades afectadas, parecería que no hay mayores problemas. Sin embargo,  al ingresar se aprecian equipos y tuberías oxidadas, rotas, incineradas, líquido contaminado esparcido sobre el suelo, puntos rojos con temperaturas que rebasan los niveles permitidos, tanques rotos y otros a medio hacer.

Antes del recorrido, alrededor de 10 técnicos expusieron el estado del complejo industrial más grande que posee el país. Las conclusiones a las que llegaron fueron contundentes.

En la rehabilitación hecha entre 2008 y 2015, se invirtieron $ 2.200 millones. Expertos dicen que el trabajo no fue integral; no se repararon o reemplazaron todos los equipos que requerían atención, algunos incluso superan los 30 años de uso.

Por otro lado, desde que se descubrieron irregularidades relacionadas con la intervención, varios contratos en ejecución fueron detenidos como parte de los procesos de investigación que llevan adelante los órganos de control.

Esto limita las opciones para dar solución a la situación actual. Por ejemplo, de los 74 tanques existentes, cerca de la mitad están detenidos. Uno de ellos tiene una perforación tras haber sido impactado por una escalera que se rompió durante el terremoto de 2016. Además hay tres tanques más que no han sido terminados de construir. Ante esto solicitarán apoyo al Oleoducto de Crudos Pesados (OCP).

En junio los técnicos de Petroecuador, al realizar una inspección a las instalaciones, detectaron que la principal máquina de la refinería, la Unidad de Craqueo Catalítico Fluidizado (FCC, por sus siglas en inglés), tenía elevadas temperaturas.

Este es uno de los ocho puntos de calor detectados en la Unidad FCC. A través de tubos se expulsa vapor frío sobre el equipo para enfriarlo. Foto: John Guevara / El Telégrafo

Con un desempeño adecuado la Unidad FCC opera con 180 grados centígrados, pero en ocho puntos el calor se elevó hasta los 360 grados. Si llega a niveles de 420 grados, la planta debe pararse, indicó el técnico Marcelo Castro.

De continuar así podría provocar un accidente de gran magnitud. Los técnicos consultaron al fabricante, que ante la situación recomendó disminuir la temperatura enfriando la máquina con vapor que es expulsado constantemente.

Por eso la producción no se ha detenido. No obstante, las autoridades consideran necesario detener temporalmente a la unidad para ingresar y determinar con exactitud la causa de lo sucedido para que en menos de dos años de haber sido intervenida, ahora tenga fallas.

Inspecciones preliminares establecen que existen fisuras al interior de las paredes del sistema reactor-regenerador que posiblemente fueron causadas por el terremoto de 2016 y a consecuencia de paros emergentes (no programados).

La renovada Unidad FCC empezó a funcionar en septiembre de 2015 y para 2018 debía someterse a mantenimiento, pero las averías apresuraron el proceso.

“No es normal que esto suceda en una unidad nueva. Estamos consultando las garantías del equipo”, comentó Francisco Moreno, superintendente de la Refinería, quien aclaró que la intervención a las instalaciones no fue íntegra, sino tan solo a una parte de ella.

Las dos plantas de azufre están paradas. La unidad sufre daños serios debido a la serie de movimientos telúricos de 2016, dijo  Hernán Ayala, responsable de la Unidad Catalítica 3, añadiendo que el equipo no  fue parte de la millonaria rehabilitación porque fue instalado en 1997 y se priorizó repotenciar la maquinaria más antigua.

Si bien esto no afecta a la calidad de los combustibles refinados, obliga a que se queme en la tea (torre que maneja los gases de la refinería) el gas que se puede recuperar a través de las plantas de azufre. El procedimiento causa impacto en el ambiente, señaló Ayala.

Otra de las máquinas que necesitaban ser reemplazadas y ni siquiera fueron contempladas para la rehabilitación están en la parte de generación eléctrica, aquellas que dotan a la industria de la energía suficiente para su funcionamiento.

En el suelo del sistema de generación hay agua esparcida que está contaminada. Foto: John Guevara / El Telégrafo

A finales de julio se produjo un incendio en el Turbo Generador TG4, provocando la pérdida total del equipo por daños mayores en la turbina del conjunto Turbina-Generador. La planta tuvo que abastecerse del Sistema Nacional Interconectado (SNI), pero sus variaciones podrían complicar el funcionamiento de la refinería, por lo que en el corto plazo se conectarán a la Termoesmeraldas 2.

Germán Cevallos, encargado de la Unidad de Generación, indicó que el complejo cuenta con cinco turbo generadores con una capacidad de 35.15 megavatios por hora, pero el consumo habitual es de 28 megavatios. Tres generadores son del año 1975, el que se incendió es de 1997 y un último fue instalado en la reciente intervención para el balance de vapor de la refinería. “Normalmente las refinerías trabajan con generadores propios. En otros países hay plantas generadoras de electricidad exclusivas para una fábrica como esta”, indicó Cevallos.

El vicepresidente Jorge Glas, se refirió a este tema la semana pasada en una reunión con el bloque de Alianza PAÍS. Dijo que según la empresa fiscalizadora Worley Parsons, una nueva planta con la capacidad requerida hubiera costado $ 3.300 millones. Agregó que el estudio de dicha firma indica que “la rehabilitación de la refinería de Esmeraldas se realizó con costos razonables comparables dentro de los estándares de costos de la industria petrolera internacional”.

Glas acotó que la refinería “hoy puede estar valorada en $ 8.000 millones” y que para el país significa un “ahorro anual de cerca de     $ 300 millones”. “La situación actual requiere de un análisis técnico (…) se lo presenta como que la repotenciación no ha servido”.

Trabajadores insatisfechos

Durante las explicaciones de los técnicos de la refinería, Jorge Cevallos, presidente del Comité de trabajadores, interrumpió y exigió “que se diga toda la verdad”.

“Hay que perder el miedo; hay que decir las cosas como son. son $ 2.200 millones invertidos en la Refinería de Esmeraldas, pero ¿cuánto (se invirtió) en los seres humanos?, la respuesta es cero”, reclamó.

Y añadió que “hay muchos compañeros que no están diciendo todo; participaron en la rehabilitación y hay cosas que los motiva a no decir las cosas como son”.

La razón de su enfado es que durante cuatro años consecutivos los trabajadores no fueron sometidos a chequeos médicos y tienen la sospecha de que la situación de la planta complicó la salud de varios de ellos.

Solo en enero de este año  los 1.255 empleados volvieron a ser atendidos por especialistas, señaló Arturo Cevallos, presidente del Comité de Salud.

El presidente de los trabajadores arremetió contra las autoridades que heredaron los problemas a la actual administración

“¿Por qué no dicen que aquí nos prometieron unas variables y que hasta la fecha no se han cumplido? ¿Por qué no se dice que los trabajadores tenemos más de diez años sin un aumento salarial?”, protestó Jorge Cevallos.

Sus declaraciones no fueron negadas ni rebatidas por ninguno de los presentes en la sala, en donde incluso se encontraba la actual gerente de Refinación de Petroecuador, Carla Arellano, quien indicó quese están tomando las acciones pertinentes para atender cada caso. (I)

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