Publicidad

Ecuador, 19 de Julio de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Un Barcelona ofendido defiende su clasificación

-

Probablemente un huevo no tiene la misma dimensión que un balón de futbol, pero siendo dirigido con puntería, al igual que el segundo, puede causar estragos del mismo tamaño que la pasión. Eso lo saben ahora los jugadores de Barcelona Sporting Club, quienes apenas llegados al aeropuerto Jorge Chávez, en el Perú, fueron víctimas de una lluvia de huevos como señal de “bienvenida” de parte de un grupo de airados hinchas del Alianza Lima.

Atrás, en la historia, estas dos escuadras, las más populares de sus respectivos países, han disputado una serie de encuentros futbolísticos cuyos resultados han generado entre los equipos ese recuerdo atesorado que se llama memoria. El más reciente de ellos tiene tres goles más cerca de la gloria al equipo canario, y a un combinado aliancista rezándole a San Martín Porres, a Santa Rosa Lima, y al Señor de los Milagros, por qué la noche de este miércoles sus delanteros acierten cuatro goles y el Barcelona no pueda cantar ninguno.

Quizá por la rabia que también sostiene a hazañas de ese calibre, un grupo de “desadaptados”, como ha llamado la prensa limeña a aquellos hinchas del Alianza, esperaron pacientemente a que los miembros de Barcelona salieran del aeropuerto para, con insultos, recordarles que esta vez jugarían de visitantes. “Después de los primeros gritos, vinieron los huevos”, dice uno de los utileros del club canario. La amenaza pierde peso cuando del otro lado, el del amenazado, encuentra como respuesta la calma. Por eso, en ese primer contacto, los jugadores de Barcelona decidieron no prestar mayor atención al hecho y agruparse para intentar subir al autobús que los esperaba. “Habían muy pocos policías quienes, en el intento por dispersar a los agresores, hicieron inclusive algunos disparos al aire”, recuerdan los testigos. Esos disparos al parecer no dieron resultado pues cuando se creía que las garantías para abordar el bus estaban dispuestas porque los “desadaptados” se habían dispersado, estos volvieron a aparecer pa
a confirmar su vocación de rufianes. “Habían dado la vuelta rodeando el bus que los iba a trasladar. Ahí se armó la gresca”, dice uno de los pocos policías que testimonió el evento.

En una grabación de dos minutos y medio, que con el paso de las horas inundó las redes sociales, se puede ver cómo, ante el acoso de este grupo de hinchas, el DT de los amarillos pierde la cabeza, respondiendo a los insultos, respondiendo a las provocaciones, respondiéndole a todo lo que se le ponía en frente.

José Gatama, quien durante los últimos 40 años coordina las movilizaciones de los equipos que llegan al Perú a enfrentar al Alianza Lima, asegura que esta es la primera vez en que un equipo ecuatoriano recibe este tipo de agresión. “No por un grupo de malcriados vamos a manchar el nombre de toda la hinchada”, dice, algo incómodo con esto de responder preguntas. No es para menos. Desde que Barcelona aterrizó la tarde del lunes en suelo peruano, a él le ha tocado acompañar a esta comitiva en todo momento y a todo lugar. Esto no tendría nada de malo si se tratara solamente de trabajo, pero en el caso de José eso es secundario: su corazón, como el de millones peruanos es completamente aliancista. “Creo que ante las provocaciones uno no tiene que ceder, tiene, por el contrario que dar ejemplo, pero en este caso… digamos que el DT… digamos que los insultos… digamos que la falta de seguridad… digamos”, comenta antes de recibir una llamada en el lobby de Hotel donde concentra Barcelona.

Después del incidente los directivos del club guayaquileño empeñaron esfuerzos por sentar la denuncia respectiva contra los seis aliancistas detenidos que quedaron como saldo final terminado el enfrentamiento. Los comunicados no tardaron en llegar hasta las instancias legales del caso, y muy temprano en la mañana del martes las disculpas de los dirigentes de Alianza así como del presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Manuel Burga, no se hicieron esperar. “Barcelona no es una institución cerrada, escuchamos a los dirigentes aceptando los argumentos que exponían, no podemos juzgar a todos los peruanos por el mal comportamiento de algunos”, declaró Luigi Macchavelo, coordinador de comunicación del Ídolo del Astillero.

Aunque hasta el mediodía de ayer la dirigencia canaria mantuvo en pie la amenaza de no jugar si las garantías de seguridad no se reforzaban, esta advertencia poco a poco fue perdiendo fuerza, siendo reemplazada por una serie de comunicados en los que se daba luz verde para continuar con la preparación previa al encuentro.

Al anochecer, y ya con los ánimos en calma, un operativo policial especialmente diseñado anunciaba la llegada del bus de los toreros hasta el centro de Lima, lugar en el que se encuentra el hotel de su concentración. “Vienen de la Videna donde el clima para el entrenamiento ha sido tranquilo, óptimo, no ha quedado ni huella de los malcriados”, dice Carlos Cisneros, periodista peruano que acompañó al club durante toda la jornada. Dice además que el autobús en el que han venido es distinto al que usaron la noche de su arribo al aeropuerto. “Han cambiado para despistar al enemigo”, comenta y corta su respiración con una carcajada.

Cuando los jugadores se bajan del medio de transporte, la prensa se agolpa para lograr una declaración, una imagen, algún gesto que evidencie incomodidad o malestar por el incidente del lunes. Y no hallan nada, pues la orden del cuerpo técnico del Barcelona ha sido que nadie ofrezca declaraciones a la prensa local. El más asediado sin embargo es el DT Israel, a quien le llueven las preguntas, como antes los huevos, y como antes también, él las esquiva de forma acrobática. “Para nosotros es importante que sobre cualquier impase reine la paz y el deporte, que el espectáculo que se brinde a la gente sea el de mayor calidad y que nuestra camiseta, que tanta gloria nos ha dado, siga siendo respetada en la cancha”, dice Macchiavelo, convencido de que cualquier impase se ha superado.

Diez minutos después de que el equipo ha arribado al hotel, la nube de cámaras y flashes fotográficos se ha desvanecido. Solo restan unos tres policías escudados en sus motos, con la orden un tanto pesada de hacerle frente al invierno limeño mientras amanece, resguardo la integridad de los jugadores. José Gatama, que de estas cosas sabe harto, dice que el de este miércoles será un partido que marcará una huella en la historia. “Es que en el fútbol nada se olvida”, asegura, antes de ser interrumpido, nuevamente, por una llamada.

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Noticias relacionadas

Pública FM

Social media