El fondo de un cuenco vacío, enmohecido relata el pretérito paso de un alma tuerta enrarecida.

Ciénaga de una noche sin nombre. Sauces que nos lloran.

Caminan los dedos sobre la piel escarpada de una realidad taciturna.

Camina el náufrago sobre pétalos de mimbre donados por el timbre de una voz centenaria.

Una argamasa de gloria y miseria canta el peregrinar de un juramento.

Él se acurruca en las sombrías sábanas