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El Telégrafo
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La inesperada gloria del tenis argentino nació en Zagreb

Juan Martín Del Potro celebra con un miembro del equipo argentino de Copa Davis, tras igualar la serie el domingo pasado y quedar a un paso del campeonato.
Juan Martín Del Potro celebra con un miembro del equipo argentino de Copa Davis, tras igualar la serie el domingo pasado y quedar a un paso del campeonato.
Foto: AFP
29 de noviembre de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

Lejos de las luminarias de otros años cuando el tenis argentino llegó a tener a tres jugadores en el top ten y era una verdadera potencia a nivel mundial, la Copa Davis viajó a  América Latina por primera vez en la historia cuando nadie lo esperaba. El equipo argentino venció 3 a 2 a la difícil Croacia -en Zagreb- en una final para el infarto luego de cuatro intentos fallidos y el festejo se adueñó de todo un país que convirtió al tenis en uno de sus deportes más populares.

Con un enorme Juan Martín Del Potro que hasta hace seis meses -jaqueado por lesiones en su muñeca y tres operaciones- estaba más cerca de ser un exjugador y con un puñado de tenistas que están lejos de ser animadores del circuito, Argentina logró una hazaña deportiva difícil de igualar, venciendo todos sus desafíos en calidad de visitante.  

Polonia, Italia, Gran Bretaña (con Andy Murray en su mejor nivel) y Croacia fueron sus víctimas.

Nadie pensaba en esta coronación a principios de año cuando ni siquiera Del Potro (hoy 38 del ranking pero con nivel de top five) formaba parte de un equipo integrado por representantes del segundo pelotón del  tenis mundial como el héroe Federico Delbonis, ganador del punto decisivo el domingo y número 41.  Guido Pella, quien no jugó un partido en esta serie final, está 72 en el ranking y Leonardo Mayer, doblista el sábado, en el 139.

Otros  jugadores que estuvieron en las series anteriores de este año son Juan Mónaco (65),  Renzo Olivo (84) y Carlos Berlock (98).

Fuera de serie

Lo de Del Potro es increíble. Muchos en Argentina lo consideraban un exjugador. El año pasado volvió a las canchas y estaba ubicado 590 en el ranking después de tres operaciones en la muñeca. No estuvo en la primera serie ante Polonia y se incorporó recién ante Italia, con la que jugó solo el dobles.

Su juego comenzó a crecer y obtuvo una inesperada medalla de plata en Río 2016. Y ya nadie lo detuvo coronándose en el torneo  de Estocolmo. Su aporte fue decisivo en las semifinales ante Gran Bretaña cuando le ganó nada menos que a Andy Murray (por entonces número 2 en el ranking, hoy 1) y repitió la hazaña en la final cuando despachó a Marin Cilic, número 6, después de estar dos sets abajo en el cuarto punto de la serie.  

En el segundo semestre del año  ya tiene triunfos sobre los top ten Novak Djokovic, Andy Murray, Stan Wawrinka, Rafael Nadal y ahora Marin Cilic.

“Es nuestra carajo”, abrió su portada el diario deportivo Olé, en un título que simboliza la bronca acumulada durante décadas por las cuatro finales perdidas en 1981 frente a Estados Unidos (con Guillermo Vilas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos, y José Luis Clerc, ambos top ten entonces); 2006 (con Rusia) y 2008 y 2011 (ante España).

Clarín tituló “Sueño cumplido”, mientras La Nación eligió la misma tónica con “Un triunfo soñado que emocionó a todo el país”.

Pero, ¿por qué ahora se logró lo que no se pudo con equipos de excelencia? La respuesta tal vez habría que buscarla en el ego de los jugadores argentinos. En 1981 Vilas y Clerc disputaron la final ante Estados Unidos sin dirigirse la palabra. En el 2008, en Mar del Plata, Del Potro y David Nalbandián, otra leyenda del tenis argentino, se pelearon antes de la final ante España y apenas se dirigían la palabra en los vestuarios. En las otras dos ocasiones simplemente fueron superados por equipos mejores.  Atrás quedó una generación de talentosos tenistas que no pudieron coronar el sueño de la Copa Davis, como Vilas, Clerc, Nalbandián, Guillermo Coria y Gastón Gaudio (ganador de Ronald Garros), entre muchos otros.

Ni siquiera se pudo en 2004 cuando el tenis argentino tuvo a tres jugadores en el top ten (Coria, Gaudio y Nalbandián) y con Guillermo Cañas número 12 y José Ignacio Chela 26.

“Simplemente increíble. Gracias por traer la única (copa) que le faltaba a nuestro tenis”, tuiteó Nalbandián, ya retirado. El tenis argentino finalmente pagó su deuda con la historia. (I)

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Martín Del Potro, el año de la resurrección

Durante mucho tiempo temió no poder volver al tenis de alto nivel por sus problemas de muñeca, pero Juan Martín Del Potro ha podido resurgir de sus cenizas: su segunda parte de 2016 y la conquista de la Copa Davis el domingo confirman que está de vuelta.

“Es un momento inolvidable, mucho más fuerte que todo lo que ya viví en el año”, admitió Del Potro tras su impresionante victoria ante Marin Cilic, sexto del mundo, en el cuarto punto de la final.

El tandilense había perdido los dos primeros sets y Argentina estaba a punto de hundirse en la final, pero se rehizo y ganó las tres mangas siguientes para imponerse 6-7 (2/7), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3.

Incluso acabó con una fisura en el dedo meñique de su mano izquierda, para añadir más épica a lo conseguido.

Cilic, su víctima del domingo, es amigo de Del Potro desde sus años en el circuito júnior y se alegró por lo menos de que Del Potro esté recuperado para volver a luchar con los mejores en el próximo año.

“Es un gran jugador. Está en un buen nivel y seguro que sigue así el próximo año”.

Uno de los elogios más simbólicos vino del tenista español Feliciano López, quien destacó el crecimiento del argentino a pesar de los problemas físicos. “Impresionante Del Potro”, escribió el español. “Me saco el sombrero”. (I)

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