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Las tortugas desplazaron al burro en el logotipo de la Espol

→Dartañán (Chelenoides beiki) llegó en 2003 a la Espol. Fue encontrado en La Prosperina. Tiene  35 años y está apartado por su  comportamiento agresivo.
→Dartañán (Chelenoides beiki) llegó en 2003 a la Espol. Fue encontrado en La Prosperina. Tiene 35 años y está apartado por su comportamiento agresivo.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
19 de diciembre de 2017 - 00:00

El duro caparazón de Polito  tiene restos de tierra y agujeros de distintos tamaños en los bordes. Las patas poseen manchas lilas y el cuello abultado impide que se esconda y desplace. Las marcas y las curaciones evidencian su envejecimiento.

El quelonio (Chelonoidis porteri), de 100 años de edad, llegó en la década del 70 al campus de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) de Las Peñas, Guayaquil. Un estudiante lo donó.

Desde entonces, este galápago se convirtió en la mascota de los  alumnos que acudían al centro. El Consejo Directivo, a partir de 1974, usa la imagen como su logotipo. Antes su símbolo era la cabeza de un burro, pero lo cambiaron por la tortuga.

Polito, el primero en llegar desde la isla Santa Cruz, no está solo. Hay otros cinco: dos de Santa Cruz, dos de Floreana y uno de Isabela.

Los cinco primeros permanecen en un corral metálico construido especialmente para ellos. Se refrescan en una pequeña piscina o se ocultan del sol bajo una casita de piedra. A pocos metros, otro ejemplar, Dartañán,  se arrastra y arranca la vegetación.

Los animales fueron donados, excepto la única hembra que fue comprada para acompañar a Polito.

Polita (Chelonoidis porteri) fue la segunda en mudarse. Tiene 130 años y es la más longeva entre todos. Su caparazón es distinto al resto: tiene forma de cúpula y luce llano por la vejez y la monta de sus compañeros.

Chafo (Chelonoidis porteri) y Rey (Chelonoidis nigra), que ya están ciegos, fueron donados por una familia de Pascuales y por el parque de diversiones Rey Park. Tienen 90 años. Los estudiantes de la Facultad de Turismo ayudaron en sus traslados.

Por su parte, Pepe Llanero  (Chelonoidis nigra), donado por la Policía Ambiental, y Dartañán (Chelonoidis becki), hallado en La Prosperina, son las especies más jóvenes. Ambas se sumaron finalmente al clan. Tienen otro tamaño y comportamiento.

El biólogo Marco Cedeño,  quien está a cargo del manejo, alimentación y tratamiento de los quelonios, explica que el primero, con 60 años, arribó en 2008, pesa 500 libras y es más grande. Pasa durmiendo en el día, esto lo vuelve menos activo; mientras que el segundo, de 35 años, llegó en 2003. Dartañán siempre está en guardia, cuando escucha y ve personas estira su cuello y ‘bufa’.

 “Es parecido al famoso George, pues posee caparazón en forma de montura, pero es salvaje. Cuando llegó golpeaba y mordía a los demás. Un día un estudiante trajo una tortuga pequeñita y la mató”. Es por esa razón que está apartado de los demás.

La alimentación
Polito, Polita, Chafo, Rey, Pepe Llanero y Dartañán son alimentados cinco veces a la semana. En un día comen hasta 30 kilos porque son adultos y lo que ingieren representan el 2% de su peso.

Cedeño detalla que en su ambiente natural durante seis meses del año comen bien y los otros seis, no.

Del Parque Nacional Galápagos, donde reciben comida  tres veces a la semana, nos recomendaron que siguiéramos este plan, pero decidimos modificarlo.

La dieta que las especies tienen es estrictamente vegetariana. “Lo que comen cumple con una base constituida por una fibra hecha de hojas de choclo, alfalfa y lechuga, adicionalmente se les da frutas, verduras, hortalizas, zanahoria y pepino”.

Para su alimentación, la FundaEspol gasta $ 300 en el mes (compran en el mercado) y en sus medicamentos destinan $ 100. Las tortugas tienen su veterinario.

Saludables, pero sin crías
Cedeño recuerda que en la época de invierno y en verano  tienen problemas respiratorios, pues son susceptibles a los cambios de temperatura y  a hongos. “En una ocasión, por el esparcimiento de cenizas del volcán Tungurahua, tres de los quelonios resultaron afectados”.

Hace un lustro incorporaron en su alimentación noni, hojas de cactus (comida original) y camacho (cultivado en el campus).

En los 15 años que está al cuidado de los animales, Cedeño no ha visto una sola cría, a pesar de que todos los años ponen huevos. “Son infértiles, dañados y deformes por la edad. Las tortugas en su ambiente particular copulan en las zonas altas y bajan para desovar (poner los huevos ) en un tipo de suelo”. 

Un paseo
Las especies pueden ser admiradas en la Espol de Las Peñas sin ningún costo. El lugar está abierto al público. Él recomienda que no las toquen porque se asustan. “Al igual que el Parque de las Iguanas,  el campus debería ser un lugar icónico”.

Cinthya García, de 27 años,  aprovechó la oportunidad para tomarse selfies con sus hijos (Rafaela y Carlos) y los animales. Ella desconocía la existencia de ese espacio. “Estoy maravillada. Es la primera vez que veo una tortuga tan grande. La toqué y me llevo un bonito recuerdo”. (I) 

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