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Santa Teresa, solidaria y polémica

Santa Teresa, solidaria y polémica
05 de septiembre de 2017 - 00:00 - Gerónimo Altamirano

“No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”. Esta es, tal vez, una de las frases más recordadas que dijo   Santa Teresa de Calcuta y que resume una vida de caridad que terminó elevándola a los altares católicos en una canonización celebrada el 4 de septiembre de 2016 por el papa Francisco, en ciudad de Vaticano.

Hace 94 años, a la edad de 12, Ganxhe Bojaxhiu, nombre secular de la madre Teresa, encontraba tranquilidad emocional en el santuario mariano de la Virgen de Letnice. Su madre, Drana, acudía hasta el lugar con sus 3 hijos, luego del envenenamiento de su esposo, Nikoll Bojaxhiu, un acaudalado hombre de negocios de la Macedonia albanesa que cayó bajo el dominio de Serbia, Grecia y Bulgaria, tras varios años de cruentas guerras civiles.

“A los pies de la Virgen de Letnice escuché un día la llamada Divina que me convencía de servir a Dios”, dijo años después la madre Teresa, quien a los 18 años viajó a la Abadía de Loreto, en Irlanda, para aprender inglés y descubrió la labor que hacían las religiosas del lugar con los niños de la India.

En noviembre de 1928 se trasladó por vía marítima hacia Calcuta para unirse a la causa humanitaria en donde empezó su noviciado e hizo votos de pobreza, castidad y obediencia como monja el 24 de mayo de 1931, en el colegio de Santa María en Entally, en Calcuta. Fue ahí donde pidió ser llamada con el nombre de Teresa por Teresa de Lisieux, la santa patrona de los misioneros.

Trabajó por casi 20 años como profesora de historia y geografía hasta que, en 1944, se convirtió en directora del centro.

El 10 de septiembre de 1946, durante el viaje en tren que la llevaba al convento de Darjeeling para hacer los ejercicios espirituales sintió, según contó, un mensaje divino del cielo que le pedía que dejara el convento de Loreto y se entregue por completo al servicio de los pobres.

Los conflictos de independencia de India dejaron hospitales destruidos, enfermos y cada vez más la hambruna se tomaba las calles de Calcuta, en donde la gente buscaba comida entre la basura.

La madre Teresa se unió a ellos, decía que tenía que estar con los más “más pobres” de entre los pobres, a quienes enseñó a leer, orar y congregó para pedir donaciones de alimentos en otras zonas. En ese peregrinar curaba enfermos y a los desahuciados los alojaba en casas para que tengan una muerte “más digna”, en medio de la oración.

Cada vez más enfermos la buscaban para que les ayudase a morir en sus brazos, al menos con un “poquito de agua en sus labios”. La caridad y labor de la madre Teresa poco a poco comenzó a trascender las fronteras y otras religiosas se sumaron a su causa dentro y fuera de Calcuta.

Líderes mundiales, artistas y empresarios exitosos del mundo entero comenzaron a dar donativos para liderar los proyectos de la Madre en diferentes zonas de la India y fuera de ella. Su imagen de piadosa la hicieron mediadora en conflictos bélicos de otras naciones como el israelí-palestino. De hecho, gracias a su labor pudo rescatar a 37 niños que estaban atrapados en un hospital entre el fuego.

Trabajó al lado de la Cruz Roja en diferentes programas humanitarios y estuvo presente como voluntaria en países pobres afectados por desastres naturales o guerras civiles. Con frecuencia sus palabras captaban la atención de la prensa occidental y líderes de todo tipo, inclusive los no católicos o protestantes vieron en ella un honesto servicio por los más desprotegidos.

Junto con otras misioneras, que poco a poco se expandían por el mundo, atendieron a mujeres violadas en zonas conflictivas y también se opuso al aborto y la eutanasia. Alzó la voz de protesta contra las minas antipersonales y la desnutrición infantil, el VIH y demás enfermedades. Su labor la hizo merecedora de múltiples reconocimientos, entre ellos, el Premio Nobel de la Paz en 1979.

En las 2 últimas décadas de su vida padeció varias dolencias como neumonías, ataques cardíacos, anemias y fracturas, pero esto no impidió que siguiera viajando y atendiendo a los más necesitados.  Teresa de Calcuta falleció el 5 de septiembre de 1997 a los 87 años a causa de un paro cardíaco. El Gobierno indio le concedió un funeral de Estado y su féretro fue trasladado por gran parte de la ciudad en el mismo carruaje en que llevaron a Gandhi. (I)

La santidad cuestionada

 A pesar de las acciones misioneras, la religiosa también ha tenido sus detractores, quienes la acusan de promover el sufrimiento, para de esa manera llegar a Dios.

“El amor, para que sea auténtico, debe costarnos”. Esa es una de las frases más polémicas que dijo la madre Teresa. Durante sus años de servicio promovió el perdón, el silencio, la austeridad, la caridad, la oración y se opuso al aborto.

Su labor misionera en Calcuta, demás regiones de la India y en otras naciones del mundo le abrieron un abanico de posibilidades como muy pocos religiosos han tenido en el mundo contemporáneo.

La religiosa se reunió con la mayoría de líderes de todo el mundo, medió conflictos bélicos y tenía paso libre para transitar por todo el mundo sin restricción alguna.

Esto la hizo vulnerable y susceptible a observaciones de todo tipo como la del médico indio Aroup Chatterjee, radicado en Londres, quien ha sido uno de los críticos más acérrimos de la labor de la religiosa.

El médico publicó el libro Madre Teresa, El Veredicto Final en donde la califica como una fanática religiosa que pedía a pobres “resignación y muerte” y les negó cuidados profesionales para que sobreviviesen.

Chatterjee, quien colaboró con el documental Ángel del Infierno del periodista estadounidense Christopher Hitchens, dijo al New York Times que la monja calificó a Calcuta como un “Hoyo Negro sin salvación” y por eso dejaba morir a los enfermos.

El galeno recorrió varias zonas rurales de su ciudad natal por una década y -según cuenta- “nunca vio a la religiosa en una labor de salvación”, solo de resignación, dejando morir a la gente en vez de pedir ayuda como la que recibía de organizaciones. 

También viajó por el mundo visitando varios centros de las Hermanas de la Caridad, fundados según la doctrina de la madre Teresa y dijo que en la mayoría de países, el personal que cuida a los pacientes no está  apto para atenderlos. Denunció que solo se les suministrara aspirina para cualquier tipo de enfermedad.

Las donaciones que recibía también fueron cuestionadas. Charles Keating,  encarcelado por el mayor fraude financiero en la historia de Estados Unidos hasta finales de los 80, confesó haber hecho donaciones a la labor de la misionera.

Algo que quedó confirmado de forma figurada por el pedido de misericordia que hizo la monja a las autoridades norteamericanas. “Con esa fortuna podría haber ayudado a vivir mejor a los enfermos”, agregó Aroup Chatterjee.

“El hambre de amor es mucho más difícil de erradicar que el hambre de pan”

El cubano americano Hemley González, que en 2008 fue voluntario en India, también se ha pronunciado en contra de la labor de la Santa. “Iba a viajar por la India y decidí hacer labor social. La marca de la madre Teresa es tan fuerte, que aun sin ser religioso, fue lo primero que se me ocurrió. Me di cuenta de que se trataba de una violación sistemática a los derechos humanos y de un escándalo financiero”, dijo a la prensa.

Cuenta que vio cómo las agujas solo eran lavadas con agua para ser usadas de nuevo y que a los enfermos les daban medicinas caducadas.

El periodista socialista confeso Hitchens, quien colaboró con The Nation, The Times Literary Supplement, Slate y Vanity Fair, entre otros, denunció que la religiosa no mostró reparo en aceptar una beca de millones de dólares del dictador Duvalier en Haití que fue transferida a cuentas bancarias de la Orden de las Misioneras de la Caridad, dinero  que no fue utilizado para obras en Calcuta.

Según el periodista, luego de la explosión de una planta de pesticidas en Bhopal, en 1984, que dejó a más de 20.000 personas muertas, Teresa pidió oraciones y perdón, pero nunca envió recursos monetarios para el resto de las víctimas y los afectados.

Un estudio de 2013 de la Universidad de Ottawa sobre el ‘Mito de altruismo y generosidad’ que rodea a la vida de la Madre Teresa, concluyó que su imagen no ‘correspondía con los hechos’ y que era el resultado de una potente campaña de los medios.

“La Madre Teresa decía que su orden alimentaba desde 4.000 hasta 9.000 habitantes pobres de Calcuta todos los días. La realidad es que las 3 cocinas de la orden en Calcuta sirven un máximo de 300 raciones de sopa al día. Y no solo eso: Las cocinas únicamente entregaban sopa a quienes poseían ‘tarjetas de comida’, que eran distribuidas preferentemente a los pobres que eran católicos, una minoría en la India”, detalló el estudio firmado por el profesor Serge Larivée y Genevieve Chenard, ambos pertenecientes a la Universidad de Montreal, con colaboración de Carole Sénéchal, de la Universidad de Ottawa.

Sin embargo, el escritor William Doino calificó el trabajo de los 3 investigadores como un “reenvasado de lo que otros ya habían escrito contra la Madre” como Hitchens, Hemley González o Chatterjee.

“En otras palabras fue una acusación basada en ninguna investigación original y el autor citado con mayor frecuencia era Christopher Hitchens. Sin embargo, estos ‘descubrimientos’ se volvieron titulares internacionales”, denunció el escritor. (I)

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