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El Telégrafo
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La leche de fórmula no reemplaza a la materna

La leche de fórmula, en ocasiones, reemplaza a la leche de la madre, principalmente por cuestiones de salud. Esta opción ayuda al lactante a crecer adecuadamente.
La leche de fórmula, en ocasiones, reemplaza a la leche de la madre, principalmente por cuestiones de salud. Esta opción ayuda al lactante a crecer adecuadamente.
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
10 de septiembre de 2017 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

El alimento ideal para todo lactante es la leche materna. En eso coinciden médicos, nutriólogos y madres. Sin embargo, en Ecuador, la prevalencia de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad del bebé es del 43%.

Los beneficios son muy conocidos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este alimento aporta toda la energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año.

Además, fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, protegiéndolo de las enfermedades infecciosas y crónicas. También reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la infancia, como la diarrea o la neumonía.

La OMS recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida; el amamantamiento es importante siempre que el niño lo pida.

Sin embargo, según los resultados del Estudio de Vigilancia al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, realizado por el Ministerio de Salud Pública con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Fondo de las Naciones Unidas (Unicef), en Ecuador uno de cada dos profesionales de la salud recomienda a las madres iniciar el consumo de leche de fórmula para sus hijos antes de los seis meses de edad.

Las voces en favor sugieren que la leche de fórmula es un complemento alimenticio que no hace daño al bebé, incluso en ocasiones es necesario. Las voces contrarias dicen que, si no hay una contraindicación médica, las madres deben dar exclusivamente su leche al bebé.

Para Julieta Robles, médica nutrióloga y directora de la Escuela de Nutriología de la Universidad Internacional del Ecuador, existen casos en los que sí es necesario el uso de la leche de fórmula.

Por ejemplo, cuando la madre no puede dar de lactar al niño porque tiene alguna enfermedad infecciosa, como el VIH sida, que se transmite en la leche materna. También cuando la madre toma medicamentos, como sedativos o antiepilépticos, que pueden causar efectos en el lactante.    

También se receta cierto tipo de leches de fórmulas especiales cuando el niño padece alguna enfermedad, como deficiencias enzimáticas que le impiden metabolizar adecuadamente la leche materna.

“Hay varios tipos de fórmulas y  diversas situaciones”, dice Fabián Vásconez, gastroenterólogo pediátrico.  

Para él las madres con escasez en su producción de leche son una realidad y no se les puede negar que complementen la alimentación de su hijo con una leche de fórmula. Asegura que algunos tipos de leche están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y por la Academia Americana de Pediatría.

Vásconez comenta que es importante la lactancia materna, sin embargo, la madre tiene derecho a decidir si complementa o no la alimentación de su hijo.

“Sí, la leche de la madre es lo mejor para el lactante, pero hay momentos en los que es necesario la fórmula, como cuando la madre trabaja o es un parto gemelar, por ejemplo”, señala el especialista. 

Según el pediatra Édgar Játiva, solo en casos extremos se debe recetar una fórmula, pues dice que si hay el estímulo de succión del lactante, toda madre producirá suficiente leche. 

Las fórmulas están hechas con base en leche de vaca, pero esta ha sufrido una serie de modificaciones con la finalidad de que se parezca a la leche materna y sirva de alimento para el bebé. Ana María Proaño alimentó a su hija Monserrath desde la tercera semana de nacida, solamente con leche de fórmula.

En el control de la primera semana de vida el pediatra ya le había anunciado que su hija tenía alergia a la proteína de la leche de vaca. Proaño no le creyó,  consideraba que la leche materna era lo mejor.

Cada día la menor empeoraba, pujaba todo el tiempo. Familiares le decían que no tenía suficiente leche y que la bebé se quedaba con hambre.

Proaño asistió a cinco pediatras diferentes y todos le diagnosticaron la alergia a su hija. Al final aceptó la valoración médica y  se sometió a una dieta estricta.

Continuó dándole el seno, pero Monserrath no mejoraba. Incluso, debido a la dieta, Proaño se desmayó. Ahí entendió que su leche le hacía daño a su hija.

Pese a las críticas de la familia, Proaño dejó de amamantar su hija. Monserrath creció solo con leche de fórmula.

“Ha sido una buena decisión, mi pequeña no ha tenido problemas estomacales. Con un año de cuidados estrictos se curó y ahora puede comer de todo”, comenta Proaño.

Su pediatra le había advertido que si la niña tomaba solo fórmula posiblemente sería delicada y sufriría algunas enfermedades, como problemas respiratorios. Sin embargo, Monserrath se enferma rara vez y creció con normalidad. 

Proaño asevera que el costo de las leches es alto: una lata de 400 gramos cuesta $ 20 y dura dos días. Pero considera que el beneficio para la salud de su hija recompensaba el costo.

Lo mismo le sucedió a Gabriela Romero. Su hija Luciana nació con alergia a la proteína de la leche de vaca. Desde los primeros días de vida tuvo que tomar leche especial de fórmula. Además, Romero indica que tenía baja producción y su hija se quedaba con hambre.

“La leche de fórmula es un complemento útil, pero en otros casos es una necesidad”, dice Romero y agrega que su hija creció con normalidad y hoy come cualquier alimento. 

Hay diversos tipos de fórmulas, las medicadas y las que son para alimentación de un niño sano. Vásconez menciona que las fórmulas que sirven de complemento a la alimentación no deben ser recetadas.

Sin embargo, los pacientes que requieren leche de fórmula medicada necesitan que un especialista la recete, como en el caso de enfermedades de tipo metabólicas en las que está contraindicada la lactancia materna. Por ejemplo, si el menor tiene galactosemia no puede tomar ni la leche de la madre ni las fórmulas que tengan lactosa. En ese caso el lactante requiere una fórmula especial hecha con soya.  

Para hacer las leches de fórmula se hidroliza, se descompone la proteína de la vaca en cadenas más pequeñas para que disminuya o pierda su capacidad antigénica. De esta manera es tolerada por el sistema inmunológico y no produce ninguna reacción al lactante.

Pero hay fórmulas más especiales que esas, que están, por ejemplo, formadas solo con aminoácidos. Estas son fórmulas recetadas y para su consumo se requiere la guía de un médico especialista. 

El pediatra explica que los niños de hoy no son iguales a los de generaciones anteriores. Asegura que hay lactantes tan alérgicos que por más que se intente conservar la lactancia materna no se logra. El menor presenta síntomas tan fuertes que no siempre es beneficioso que siga  con leche materna.

Según el especialista, cada vez hay más niños alérgicos que hace 30 años. Eso no sucedía y las cosas han cambiado, los niños son diferentes.

Vásconez explica que 10 de cada 100 niños son alérgicos y necesitan una fórmula especial. De esos 10, uno requiere fórmulas más especiales que las comunes, como cuando tienen alergia a los hidrolizados.

“Ningún médico va a estar en contra de la leche materna, pero la madre también tiene derecho a decidir en cuanto a la alimentación de su bebé. El complemento no le hace ningún daño al lactante”, expresa Vásconez.

De acuerdo con la nutrióloga, existen estudios en los que se muestra que algunos niños que toman leche de fórmula pueden presentar algunos problemas, como infecciones, estreñimiento y obesidad, por no prepararla con agua segura. 

“La leche materna es un alimento apto para el lactante, pues contiene las proteínas, carbohidratos, vitaminas y demás nutrientes que requiere un niño. La leche de fórmula, o cualquier otro sucedáneo, es fabricada para parecerse a la leche materna, pero no logran igualarla”, dice Robles. Además acota que hay estudios que demuestran que los niños que reciben la leche de la madre tienen un grado más elevado de coeficiente intelectual que los menores que toman de fórmula. Insiste en la prioridad que se debe dar a la leche materna. “El médico tiene que luchar para que la madre dé el pecho hasta cuando pueda. Las fórmulas son un complemento, y las medicadas deben ser recetadas por un médico”, finaliza Vásconez.

Datos

- Se estima que si todos los menores fuesen amamantados, se evitaría la muerte de 820.000 niños al año, la mitad de episodios de diarrea y un tercio de infecciones respiratorias.

- De acuerdo a estudios, el gasto diario en publicidad de las empresas que ofertan sucedáneos de leche materna -de marzo a mayo de 2017- fue de $ 11.500 en Ecuador.

- La leche de la madre fortalece el sistema inmunológico del lactante, lo protege de infecciones. (I)

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